Han pasado ya unos cuantos años desde que la firma de la pajarita nos mostró la octava generación de su legendario Corvette, una criatura que rompía moldes con todo lo ofrecido hasta la fecha. Y es que entre otros, se trata de la primera generación de este mítico deportivo americano equipado con un motor en posición central. Pero es que más tarde nos sorprendieron con la aparición de la versión E-Ray, la primera de la historia con una mecánica electrificada.
Esta variante híbrida presume de generar extraordinarias cifras de potencia, prestaciones y también de eficiencia, pero estaba claro que sería cuestión de tiempo que algún especialista de renombre pusiera el punto de mira sobre los Corvette E-Ray. Como así acaban de demostrar los chicos de Lingenfelter, quienes son todo unos profesionales a la hora de retocar el mítico deportivo de la compañía americana.
Lingenfelter es de los mejores a la hora de retocar los Corvette
Tanto es así que los chicos de Lingenfelter tienen el privilegio de haber sido los primeros del mundo en haber creado una versión sobrealimentada del electrizante Corvette E-Ray. Una criatura que ha llegado al mundo gracias a la colaboración con la compañía Trifecta, quien tiene el placer de haber descifrado el sistema operativo utilizado en los Corvette, pero también con Paragon Performance, quienes han puesto todos sus conocimientos para que el proyecto funcionara.
Como seguro ya sabes, los Corvette E-Ray utilizan la misma mecánica de combustión que las versiones Stingray. Este no es otro que un 6.2 V8 atmosférico para el que ya se ofrecían diferentes mejoras, entre ellas varios kit que apostaban por un compresor volumétrico para aumentar de forma drástica su potencia. De ahí que trasladarlo a la versión híbrida pareciera ‘sencillo’. Y eso es lo que hicieron los chicos de Lingenfelter, quienes instalaron el paquete Magnuson TVS2650 Stage 1 en este Corvette E-Ray.
La parte eléctrica se ha mantenido sin cambios
Además del mencionado compresor, este paquete se acompaña de otras muchas mejoras en forma de pistones forjados, muelles de válvulas modificados… Y mucho más. Pero el proyecto no era tan sencillo como parecía, porque cuando Lingenfelter convierte un Corvette Stingray en una criatura sobrealimentada, esconde el nuevo depósito de refrigeración en el túnel central, lugar que en esta versión electrificada ocupan unas pequeñas baterías de iones de litio con 1,9 kWh de capacidad. De ahí que la compañía americana tuviera que buscar un nuevo espacio para este depósito, que además fue fabricado de forma especial para esta unidad.
Más allá de todas estas mejoras, los chicos de Lingenfelter también se decantaron por equipar a este Corvette E-Ray tan especial con un nuevo y artesanal sistema de escape, que potencia también el sonido de su motor de combustión, a la vez que inyecta algún que otro caballo adicional a esta mecánica electrificada.
Este Corvette E-Ray ha ganado 163 CV de potencia
Como así ha demostrado el especialista Lingenfelter, que cuando metió en el banco de pruebas por vez primera este Corvette E-Ray obtuvo una potencia de 581 CV y un par motor de 854 Nm… a las ruedas. De ahí que veamos una cifra inferior a los 660 CV que anuncia la firma de la pajarita para esta variante electrificada. Sin embargo, gracias a todas estas mejoras, el primer Corvette E-Ray sobrealimentado alcanza los 744 CV de potencia y los 1.074 Nm de par motor, lo que se traduce en una importante inyección frente a los originales.
Recordemos que ese aumento de energía proviene directamente de las mejoras efectuadas en el motor de combustión, un 6.2 V8 que pasa a estar sobrealimentado por un compresor. Porque la parte electrificada se mantiene inalterada, apostando como sabrás por un motor de 120 kW (160 CV) y 170 Nm que acciona sus dos ruedas delanteras, para de paso, también convertirlo en el primer Corvette de la historia equipado con un sistema de tracción a las cuatro ruedas. O con tracción delantera cuando funciona en modo eléctrico.
En 2,0 segundos puede acelerar de 0 a 60 millas por hora
Gracias a todas estas mejoras, los chicos de Lingenfelter aseguran que su criatura puede acelerar de 0 a 60 millas por hora (96 km/h) en cuestión de 2,0 segundos, lo que es medio segundo menos que lo que necesita una unidad de fábrica. Pero se desconocen otros datos como el tiempo en realizar el cuarto de milla, que seguro es más veloz que los 10,5 segundos que demanda un Corvette E-Ray de fábrica, el cual sale a 209 km/h.
