En concreto el Fiat, que se fabrica en la factoría de Mazda en Hiroshima, comparte con el roadster japonés la plataforma, incluido el esquema de suspensiones, y muchos otros elementos tanto en el exterior como en el interior. Lo que no quiere decir que el 124 Spider no aporte un diseño fresco y cautivador y muchos elementos mecánicos de su cosecha o convenientemente revisados y adaptados al gusto del fabricante italiano.
En el primer caso, en lo referente al aspecto, lo cierto es que el equipo de diseño tanto de Fiat como de Abarth, que ha hecho un trabajo sensacional otorgando una vistosa estética deportiva al roadster, ha realizado un trabajo enorme. Tanto es así que un miembro del equipo nos confesaba durante la presentación del coche en Italia que incluso algún ingeniero del Mazda MX-5 habría reconocido sentirse seducido por el diseño del 124 Spider. La clave está sin duda en los pasos que se han dado para acercar aunque sea un poquito el 124 Spider presentado ahora al que vio la luz en 1966, un roadster elegante y seductor que tuvo un gran éxito tanto en Europa como en los EEUU.
Mecánicas de origen Fiat
En el segundo caso, en la aportación de Fiat al proyecto, la marca italiana ha utilizado sus propios motores, ha ajustado la caja de cambios, de origen Mazda, con unos desarrollos adaptados a la potencia y par de sus mecánicas y ha dotado a muelles y amortiguadores de unos tarados específicos, sobre todo en el Abarth.
El propulsor utilizado por Fiat es el 1.4 Turbo de cuatro cilindros dotado de la tecnología MultiAir. En el caso del 124 Spider este motor, cuyos periféricos se han tenido que rediseñar para ir situado en posición longitudinal en vez de transversal, rinde 140 caballos (160 en el modelo que se venda en los EEUU) y se combina con un cambio manual de 6 velocidades.
Y una variante Abarth más potente
En el caso de la versión Abarth 124 Spider, esta mecánica proporciona una potencia de 170 caballos y ya se puede combinar, además de con el cambio manual, con un cambio automático secuencial de 6 velocidades con levas en el volante que ofrece un rendimiento aceptable para una conducción turística pero que en un tipo de conducción decidida su funcionamiento no se corresponde con el tono deportivo de toda una versión Abarth.
Aunque el 124 Spider aporta algún detalle de diseño específico que otorga su propia personalidad al coche respecto al MX-5, lo cierto es que en muchos aspectos clave el interior del modelo italiano nos es muy familiar. Es el caso de la pantalla central y los mandos entre los asientos que la controlan, utilizados por Mazda en muchos de sus modelos, las salidas de aire, los mandos de la climatización, el freno de mano tradicional o incluso la protuberancia del piso en el lado del acompañante necesaria para hacer sitio a la caja del cambio automático (y obligada en los modelos de cambio manual para no hacer dos plataformas diferentes) y que termina agobiando un poco cuando en ese lado viaja una persona de talla elevada. Idéntico sistema también para la apertura o cierre del techo, una pequeña capota de lona cuyo sistema de muelles permite que se pueda accionar a mano a baja velocidad tanto para abrirla como para cerrarla. Y como en el Mazda, el hueco necesario para recoger la capota una vez retirada no resta espacio en el maletero que cubica en el caso del Fiat, 140 litros, 10 más que su primo japonés gracias a la mayor longitud del modelo italiano.
140 caballos muy dinámicos
Los 140 caballos del 1.4 Turbo parecen suficientes para mover con dinamismo un conjunto que aunque pesa 75 kilos más que el MX5 parte de unos razonables 1.125 kilogramos. Aunque no estaría de más disponer de mayor empuje por debajo de las 2.000 vueltas, donde este propulsor se muestra un poco remolón. No obstante, acelera con ganas cubriendo la aceleración de 0 a 100 km/h en 7,5 segundos y alcanzando una velocidad máxima de 215 km/h.
Más viva y deportiva se muestra la versión Abarth que ya con 170 caballos y un sonido espectacular de los escapes, consigue aumentar el ritmo cardiaco y emocionar aún más al piloto. En este caso juega a su favor la relación peso-potencia, que es de 6,2 kg/CV en el Abarth (la mejor de su categoría) y unos desarrollos del cambio elegidos con muy buen criterio. El consumo homologado es idéntico en ambos y con 6,4 l/100 km (6,6 l/100 km en el Abarth 124 Spider automático) se sitúa en un promedio asumible siempre que se conduzca en modo paseo, algo que no siempre va a suceder en el caso del Abarth.
Aunque los ingenieros de la marca italiana han querido dar a su 124 Spider un toque deportivo que fuese un poco más allá respecto al comportamiento del MX5, en realidad la versión firmada por Fiat ofrece un tacto de conducción muy similar al experimentado a bordo del Mazda. Unos tarados tirando a suaves que permiten cierto balanceo y un interesante compromiso entre diversión, agrado, comodidad y eficacia. No obstante y en opción el modelo de Fiat ofrece una estabilizadora que mejora el agarre, mientras que si uno se decide por el Abarth 124 Spider la dotación de serie incluye ya elementos que acercan al roadster italiano al tiffosi que busca una mayor diferenciación exterior y un tacto general más deportivo.
Abarth, más radical
Así, la versión Abarth incluye diferencial autoblocante mecánico, barras estabilizadoras sobredimensionadas, amortiguadores Bilstein de paso variable, frenos Brembo con pinzas de aluminio de cuatro pistones y una calibración deportiva de la dirección asistida además de un botón que permite configurar dos modos distintos de conducción. Con todo y ya puestos, se echa de menos en esta versión Abarth un mayor aplomo y mayor firmeza de la suspensión.
El Fiat 124 Spider ya está a la venta aunque las primeras unidades no se entregarán hasta el mes que viene. El roadster italiano está disponible desde 25.990 euros aunque hay una campaña de lanzamiento que deja esa cifra en 24.750 euros con aire acondicionado manual, control de estabilidad y control de velocidad. El Abarth 124 Spider incrementa la factura notablemente hasta los 40.000 euros de partida con 170 caballos, cambio manual y un equipamiento más completo pero que no justifica una diferencia de precio de 15.000 euros.