Dos buenos argumentos, sin duda, para cambiar su vehículo. Vamos a comenzar por el final, ya que aunque el espacio no es una prioridad en su decisión, sí hay que señalar que cinco adultos viajarán más cómodos en el Ford Kuga debido a su mayor habitabilidad trasera, pero el Volkswagen Tiguan ofrece algo más de capacidad de maletero y cuenta con una banqueta trasera con regulación longitudinal que permite disfrutar de una mayor versatilidad detrás. Eso sí, puestos a pedir la ley del mínimo esfuerzo, el Kuga ofrece la posibilidad de abrir y cerrar el portón de manera eléctrica, incluso pasando el pie por debajo del paragolpes, aunque hay que pagarlo aparte.
El propulsor en ambos casos es un dos litros turbo que eroga los mismos 140 caballos de potencia y hasta ofrecen el mismo valor de par máximo (32,7 mkg). Como el peso en los dos vehículos es muy similar, está claro que las diferencias en cuanto a prestaciones se refiere son pequeñas, aunque acelera algo mejor el Tiguan debido a la rapidez de la caja DSG de siete relaciones. Su rival también apuesta por un atractivo cambio de doble embrague PowerShift, en este caso de seis velocidades.
A nivel de comportamiento los dos son buenos candidatos. Confortables en marcha y mucho más dinámicos de lo que parecen por sus siluetas, la tracción total es un plus que suma puntos cuando la falta de adherencia es menor. En este sentido el Kuga ofrece una conducción quizás algo más deportiva, por tacto general y tarado de suspensiones, frente al equilibrio casi perfecto del que presume el Volkswagen.
Nos comentas que tus necesidades 'off road' son prácticamente nulas. Si cambiaras de opinión, comentar que el Tiguan dispone de una versión denominada Country que se rodea de protecciones alrededor de la carrocería y en los bajos para salvaguardar el motor, además de aumentar los ángulos de ataque y salida y presumir de un programa 'off road' que optimiza la electrónica (motor, cambio, acelerador, ABS…) para salir airoso de retos más complicados. También incluye un asistente de descensos y una brújula. Dicho queda.
El Kuga, con la combinación que pides, sólo está disponible con el completo acabado Titanium. En el caso del Tiguan debemos elegir el Sport. La diferencia de precio es más que evidente, ya que los 36.900 euros del alemán son un fuerte desembolso frente a los 30.300 euros que nos cuesta el Ford. Es como para pensárselo, incluso justificando en parte su mayor equipamiento de serie. En este sentido el Tiguan ofrece una dotación de serie más completa, con elementos como una pantalla táctil, un retrovisor interior fotosensible, sensores de aparcamiento delanteros y traseros, un asistente de aparcamiento automático, otro de cambio involuntario de carril, una cámara trasera, un detector de fatiga, un control de la presión de los neumáticos, faros de xenón… elementos de los que carece o hay que pagar en la carta de opciones en el caso de su rival.
En definitiva, el precio ya de por sí es un motivo lo suficientemente contundente como para decantarse por el Ford Kuga. Quizás a los puntos el Tiguan sea más completo, pero el bolsillo…