Nos encanta que siga disfrutando al volante, porque es más un aspecto de actitud que de edad. Dicho esto, ambos modelos son de los mejores representantes que puede encontrar en el concurrido segmento de los utilitarios, por denominarlo de alguna manera, porque han crecido tanto que han puesto a veces contra las cuerdas a modelos más grandes.

El Renault Clio es más grande por fuera, prácticamente diez centímetros más que el Volkswagen Polo (4,06 metros de largo frente a 3,97). No hay problemas si tenemos una plaza de aparcamiento, pero si buscamos sitios en la ciudad es una diferencia considerable. Por otra parte, también ofrece una mayor habitabilidad, aunque es un aspecto que no te preocupa, pero sí hay que destacar que tiene un poco más de capacidad de maletero (300 litros frente a 280).

Si haces pocos kilómetros la opción lógica pasa por los motores de gasolina. Es cierto que hay variantes desde 60 caballos, pero su rendimiento es muy modesto. Si quieres algo más de respuesta debes ir a un escalón por encima, a los 90 CV a los que haces mención.

En este sentido el Clio ofrece un motor de tres cilindros y menos de un litro de cilindrada, turboalimentado. El Polo, por su parte, apuesta por un cuatro cilindros de 1,2 litros que añade inyección directa. Si tenemos que analizar su rendimiento, el propulsor alemán es bastante más solvente y goza de una mayor capacidad de recuperación, debido a su mayor par motor y a que lo entrega a menos vueltas. En ambos casos se apuesta por cajas manuales de cinco relaciones, si bien en el VW también puedes optar a una atractiva caja DSG de doble embrague. El consumo es muy parecido en ambos modelos, del orden de los 5,7 litros de media.

Dinámicamente son dos modelos muy similares, pero el Polo goza de mayor calidad y más tecnología (también es algo más caro). Nos quedaríamos con el alemán…