Nos parece una muy buena la selección final que has elegido en un segmento tan competitivo como es éste. Por los datos que nos das y tu perfil digamos que estás un poco en el límite a la hora de decantarte por un vehículo de gasolina o diésel. En este sentido si tu elección final es el Volkswagen Golf, señalar que la diferencia de precio no llega a los 900 euros entre la variante 1.4 TSI de 122 caballos y el 1.6 TDI de 105 CV, por lo tanto, si te gusta el diésel sería asumible. Sin embargo, en el caso del Mazda3 la diferencia se incrementa hasta los 3.500 euros, por lo tanto la variante de gasolina de 120 CV sería más 'lógica' que el diésel de 150.
Vamos ahora con el 'enfrentamiento' directo entre ambos modelos. El Golf marca el equilibrio perfecto en todo. El Mazda3, en su última generación, no se queda atrás. El japonés es más grande, bastante más, ya que sus 4,46 metros de longitud se traducen en 21 centímetros extras, aunque esa proporción no es directamente proporcional en el espacio interior. Es cierto que en las plazas traseras hay algo más de 'holgura' para las piernas, pero metro en mano las diferencias son escasas. Además, la capacidad del maletero es mayor en el Golf, con 380 litros, 16 más que su rival. A nivel de calidad y acabados los dos se encuentran a un gran nivel, si bien el Golf parece más sólido. Los dos recurren a generosas pantallas táctiles que aglutinan buena parte de la información del vehículo. En el Mazda3 se puede manipular mediante un mando situado en la consola central y también dispone de una práctica función de control por voz con los acabados más completos.
A nivel de chasis los dos modelos son de lo mejorcito que puedes encontrar. El japonés tiene un tacto algo más duro en la suspensión, aspecto que resta algo de confort, sobre todo en carreteras con firme irregular. En el Golf con la suspensión de serie tendrías más que de sobra, pero comentarte que también dispones de una de corte más deportivo con el acabado Sport e, incluso, en opción puedes optar por una suspensión DCC que regula la dureza de los amortiguadores electrónicamente en tiempo real y en función de las exigencias.
Vamos con los motores. El Mazda3 monta propulsores con más cilindrada, pero sumamente efectivos de cara al consumo. En gasolina el propulsor 1.4 TSI de 122 caballos del Golf es una delicia por su refinamiento y capacidad de recuperación. El dos litros del Mazda3 (120 CV) no se queda atrás, y aunque homologan prácticamente el mismo consumo, la diferencia de precio a favor del japonés (2.140 euros) ya es motivo como para decantarse por él.
Si tu decisión pasa por el diésel, como parece ser, la cosa cambia. En este caso el 1.6 TDI de 105 caballos es solvente y consume como un mechero si tu conducción es tranquila. El Mazda3 recurre a un propuslor de gran cilindrada (2,2 litros) que le brinda mayores valores de potencia (150 caballos) y par motor. También sus prestaciones son mejores, pero el consumo real y el precio también se incrementan un tanto. En este caso el cambio es manual de seis relaciones (cinco en el alemán) pero si te decantas por las cajas automáticas, el Golf presume de un DSG de doble embrague y siete relaciones que a nosotros nos convence más que el 'confortable' convertidor de par de seis marchas que monta el Mazda. Y si lo que te preocupa de verdad es el consumo, el Golf BlueMotion con el mismo motor y 110 caballos de potencia es la mínima expresión, con 3,2 litros de media y un precio de 22.060 euros.
Dicho todo esto, si te decides por la gasolina, nos encanta el 1.4 TSI de VW, pero la diferencia de precio quizás sea demasiado elevada. Por contra, si prefieres diésel, nuestra opción pasa por el TDI del Golf y más si te permites el lujo de combinarlo con la caja DSG.