En principio, todos los elementos, piezas o conjuntos que los talleres utilicen en sus reparaciones deberán ser nuevos y adecuados al modelo de vehículo objeto de reparación, aunque puede haber algunas excepciones.
En la reparación de un vehículo únicamente pueden utilizarse piezas o recambios usados cuando se informe al cliente y éste dé su conformidad por escrito. Además, se le debe facilitar la procedencia de los elementos y las garantías que se ofrecen sobre ellos.
Puesto que el taller debe atenerse al presupuesto firmado que le entregaron (donde figuran las reparaciones a efectuar, elementos a reparar o sustituir y la indicación del precio total desglosado a satisfacer por el usuario), si ese presupuesto no identificaba las piezas como de segunda mano, usted tiene derecho a exigir que sin incremento de coste le coloquen las piezas nuevas presupuestadas y retiren las usadas.
Si por el contrario, el presupuesto que usted aceptó indicaba que las piezas iban a ser de segunda mano, deberá ya aceptar la reparación que le han realizado con las piezas de desguace.