El control de velocidad de crucero es un asistente que resulta muy útil en largos trayectos por autopista porque evita que tengamos que llevar el pie sobre el acelerador constantemente. Pero también es cierto que hay conductores que pierden 'tensión' y atención, y aunque sus vehículos lo lleven, prefieren no activarlos.
Entendemos que no has probado ese elemento nunca, pero no debes temer nada ya que te acostumbrarás rápidamente. Eso sí, es aconsejable hacerlo en tramos de autopista o autovía, que es el hábitat para el que se desarrolló este sistema.
También es cierto que hay varios tipos en el mercado, unos más sofisticados que otros. En primer lugar está el control de velocidad de crucero puro y duro. Con él se mantiene la velocidad prefijada sin tener en cuenta otros parámetros. Se suele combinar con un limitador de velocidad y se trata del nivel más sencillo de este asistente, hasta el punto de que se ofrece como equipamiento de serie en muchos modelos, incluso de corte utilitario. El Opel Astra al que haces mención lo ofrece en su dotación a partir del acabado Dynamic, el tercero más completo de los cuatro con los que se comercializa.
Un escalón por encima encontramos el control de velocidad adaptativo. Aquí se mantiene la velocidad y la distancia que hayamos fijado hasta que un radar frontal detecta un vehículo delante. Es ese instante frena o acelera en función del tráfico sin que el conductor tenga que intervenir. Cuando no hay nadie delante vuelve a la velocidad que se fijó previamente.
En los últimos meses ha aparecido el denominado control de velocidad inteligente. En este caso una cámara frontal lee las señales que limitan la velocidad en el trayecto, y reduce la velocidad automáticamente o avisando para evitar que nos multen.