En el mercado existen ya muchos vehículos capaces de medir la calidad del aire que respiran los ocupantes. En función de ese análisis son capaces de jugar con el flujo del aire, e incorporan elementos como ambientadores activos, filtros o sistemas capaces de llevar a cabo una ionización del aire para un mayor confort y pureza del aire.

Además, ya hay modelos en los que no es necesario actuar sobre la climatización en determinados escenarios. Pongamos por caso que vas al volante de un vehículo como la Clase C de Mercedes, por ejemplo. Este modelo respeta de manera automática la temperatura y el caudal, analizando la calidad del aire. Lo curioso es que si el sistema de navegación registra que nos aproximamos a un túnel, el propio vehículo cierra de manera autónoma la trampilla de recirculación, con el fin de que la calidad del aire en el interior no se vea afectada. Una vez que detecta que salimos del túnel, vuelve a su posición original para que el aire se renueve.

En cuanto al trabajo llevado a cabo para evitar alergias, quizás lo más conocido y extendidio sea el filtro antipolen, que lleva en activo ya más de 25 años en el mercado. Hay que tener en cuenta que el número de alérgicos aumenta cada año y eso es un problema para la seguridad porque merma la capacidad de reacción del conductor. Por eso los fabricantes trabajan sobre bases de datos con más de ocho mil materiales, para evitar alergias tanto respiratorias como dermatológicas.