Cuando se plantea recurrir una multa de tráfico siempre tenemos que considerar que el ejercer nuestro derecho de defensa nunca implica que, por ello, se pueda concluir la existencia de una garantía de éxito; podrán existir más o menos probabilidades, pero nunca una garantía absoluta. En su virtud se debe señalar que, en las infracciones por superar los límites de velocidad, son obligatorios una serie de requisitos que la Administración competente deberá cumplir para poder sancionar al infractor.

En primer lugar este tipo de infracciones deben ser captadas por un radar o cinemómetro que se ajuste a las prescripciones establecidas en la normativa que les es aplicable, debiendo pasar el correspondiente control de homologación y la posterior revisión anual, quedando constancia en el oportuno certificado de verificación emitido por el Centro Español de Metrología o los organismos correspondientes de las comunidades autónomas, debidamente autorizados al efecto; y cuya copia deberá constar en el expediente sancionador iniciado como consecuencia de la presunta infracción.

Del mismo modo se exige que ese radar capte una imagen del vehículo infractor y emita el correspondiente fotograma, donde deberán constar los datos necesarios para identificar el radar que la obtuvo, la fecha, la hora, la ubicación exacta y la velocidad a la que circulaba el vehículo. Pues bien, si en dicha fotografía no se identificase con suficiente claridad la matrícula del vehículo infractor, evidentemente se podría alegar esta circunstancia, pero habría que tener en cuenta que, en muchas ocasiones, como lo que se entrega al interesado es una fotocopia de la foto puede ser que esa falta de claridad se deba a la elaboración de la fotocopia, pero que en el fotograma que conste en el expediente se viese la matrícula con la suficiente nitidez, necesaria para identificar, sin ningún género de dudas, el vehículo infractor.