Las hojas de reclamaciones se componen de tres copias: una de color blanco para la Administración; una verde o amarilla para el consumidor y otra rosa para la empresa. El consumidor debe quedarse con las dos primeras.
Una vez cumplimentada debe llevar el ejemplar para la Administración a los organismos de Consumo, bien personalmente, bien enviándolo mediante correo administrativo a través de una oficina de Correos, conservando en su poder la de color verde o amarillo como prueba.
Es conveniente aportar también a la Administración toda la documentación relativa al asunto con las pruebas documentales de que disponga, como facturas, informes técnicos, partes de reparación, fotografías, facturas, etc.
La regulación de las hojas de reclamaciones depende de cada comunidad autónoma, existiendo diferencias en cuanto al plazo de presentación, en función de si el establecimiento contesta o no y el plazo de respuesta que deben esperar.