Efectivamente, el agua y la electricidad no se llevan demasiado bien, pero tanto el motor eléctrico como las baterías en este tipo de vehículos están perfectamente protegidas. En el caso del Range Rover Sport al que te refieres, la variante híbrida enchufable P400e rinde 404 CV gracias al trabajo conjunto de un motor de gasolina 2.0 de 300 CV y a otro eléctrico de 116. Este último va alojado en el interior del cambio automático ZF de ocho relaciones. Por su parte, la batería de iones de litio se ubica bajo el piso del maletero y es estanca para evitar que el agua pueda entrar en ella.

Por eso esta versión no renuncia a compartir las extraordinarias cualidades off road que presenta el resto de la gama, incluida una capacidad de vadeo que puede afrontar profundidades de hasta 85 centímetros. Sí es cierto que el fabricante recomienda que en ese escenario, con agua, no se circule en modo eléctrico puro y se tenga siempre arrancado el propulsor de gasolina. El motivo es claro: evitar que al realizar vadeos profundos el agua pueda entrar por el sistema de escape y llegue hasta el motor, puesto que si eso ocurre sería un desastre y la avería, muy grave.

Salvo esa salvedad, la marca no hace diferenciaciones de esta versión P400e con respecto al resto de la gama, presumiendo de la misma capacidad off road. Eso sí, el sofisticado asistente Terrain Response 2, que optimiza la electrónica para afrontar diferentes superficies, se ha recalibrado para distribuir de una forma inteligente el par del motor eléctrico, ya que está disponible desde el inicio y así se proporciona un control más amplio a baja velocidad.