Vamos a tratar de ser concisos. El AdBlue, compuesto en un 30 por ciento por urea, es un sistema para depurar los gases de combustión en los motores diésel. Las normativas son cada vez más estrictas, pero no todos los propulsores diésel lo necesitan actualmente.
Este producto se inyecta en el catalizador del tubo de escape para eliminar los gases NOx que se producen tras la combustión, y por medio de una reacción química se convierten en nitrógeno, agua y CO2. No debes preocuparte, porque no hay mermas en el rendimiento del motor, pero sí tienes que estar pendiente de que no se agote.
Los depósitos de AdBlue varían según el modelo, pero suelen ser suficientes para cubrir un mínimo de 10.000 kilómetros. Por lo tanto, sólo tendrás que repostar una o dos veces al año (el litro cuesta 0,60 euros de media en las estaciones de servicio). El propio vehículo te avisará si se está acabando; y, como decimos, sólo tienes que estar atento a no agotarlo porque, en ese caso, en cuanto pares el motor ya no volverá a arrancar y tendrás que rellenar y resetear el sistema.