No tenemos una estadística fiable al respecto pero es cierto que en muchas ocasiones, cuando vemos las terribles noticias de fallecidos por ahogamiento en el interior de un vehículo, comprobamos que se trata de modelos de perfil todoterreno o SUV, y añadiríamos con personas de edad avanzada en muchos casos. El problema es que conocen el terreno por donde circulan, pero hay que recordar que un cauce seco se puede transformar en cuestión de minutos en un peligroso torrente que arrastre todo lo que se encuentre a su paso.

Es cierto que un vehículo con condiciones off road suele ser más grande y pesado, se apoya en ayudas electrónicas y en la tracción total en muchos casos, y gozan de una mayor altura respecto al suelo. Esto juega a su favor si hay agua… pero hasta un límite porque la física es caprichosa y hay aspectos que, curiosamente, se pueden volver en su contra.

Uno de ellos es el tamaño de las ruedas y neumáticos. Son más grandes y cuando la corriente de agua es fuerte, no juegan su a favor. Según el tipo de vehículo, cuando la profundidad es de 30-45 centímetros, el vehículo se descontrolará, y con 60 ya es arrastrado sin control. A modo de ejemplo, una rueda de 20 centímetros de ancho recibe un empuje de flotación de 362 kilos; si el neumático es 10 centímetros más ancho se situará en 551 kilos y esto provoca que la flotabilidad se incremente casi el doble.Esto se debe al principio de Arquímedes.

En cualquier caso hay una cosa que se llama sentido común, que debería aplicarse a todos los conductores, independientemente del tipo de vehículo que lleven.