Hay muchas formas de celebrar los 30 años de vida del Ibiza, y una de ellas es crear un 'concept' tan especial como el Cupster, la obra de un equipo formado por 60 personas que, durante cuatro meses, ha dedicado 5.000 horas en convertir un Ibiza SC Cupra -motor 1.4 TFSI de 180 CV con compresor y turbocompresor, y cambio DSG de doble embrague con siete marchas…- en un biplaza sin techo. De ahí el nombre, con 'cup' de Cupra y 'ster' de roadster.
El responsable del proyecto, Ángel Lahoz, explica que «ha sido una gran oportunidad para los aprendices». Y es que el Ibiza Cupster ha unido a los jóvenes estudiantes de la Escuela de Aprendices con el personal más veterano de la fábrica y el Centro Técnico de la firma española, encargado de demostrar a las nuevas generaciones que en la fabricación de un prototipo no todo es robótica, sino que hay mucho de trabajo artesanal y manual en cada fase de la construcción.
En el Cupster, destapado con ocasión del Wörthersee Tour, lo que más destaca es la ausencia total de techo, la reducción del número de plazas de cinco a dos o el nuevo parabrisas envolvente, de escasa altura porque los asientos de piloto y copiloto también van muy bajos: exactamente 80 milímetros más próximos al suelo que en un Ibiza normal. La pintura naranja exterior, denominada New Orange, es exclusiva del Cupster, y en el interior domina el tono gris oscuro y hay detalles tomados del Ibiza SC Trophy de carreras, además de asientos deportivos tapizados en Alcántara y volante forrado en cuero puro de anilina.