Nadie hubiera apostado por que el Gran Premio de Japón podría llegar a ser el más turbulento del año y no sólo en lo deportivo. Se esperaba lucha en la pista -sólo entre los Mercedes, eso sí-, se intuía que Honda daría a conocer en casa su apuesta junto a McLaren para el próximo curso y tal vez se podía llegar a pensar que Alonso, en el centro de todas las tormentas durante las últimas semanas, podría desvelar su futuro.
Pero los tifones que han pasado sobre el circuito de Suzuka han destrozado todas las previsiones; las meteorológicas y las otras. Empezó el fin de semana con 'cielos despejados' en el estreno del nuevo motor Honda para la próxima temporada. Era lo previsto que la marca japonesa desvelara el propulsor con el que vuelve a formar pareja con McLaren a partir del próximo año. Nada fuera de lo previsto.
Tampoco estaba fuera de lo previsto las palabras de Luca Cordero de Montezemolo -aunque no en Japón- dando las gracias a Fernando Alonso por los servicios prestados de una forma en la que parecía decir adiós al asturiano que hacía semanas ya había decidido no seguir en la Scuderia. Tiene su gracia, por cierto, que fuera Montezemolo el que lanzara el mensaje; él que ya está fuera de Ferrari.
Esas palabras del máximo dirigente de Ferrari parecían acercar los primeros nubarrones que indicarían que tal vez el asturiano iba a desvelar sus planes de futuro: ¿McLaren, Mercedes, Red Bull? Porque lo de seguir en Ferrari era para todos una quimera. Y esperando que ese anuncio sucediera, iban pasando las horas mientras se acercaba el tifón meteorológico que incluso podía poner en riesgo la celebración de la carrera.
Red Bull, el primer tifón
Pero como de Ferrari, ni de Alonso había noticias, de repente un rayo cambió totalmente el rumbo de las cosas. Red Bull anunciaba que Sebastian Vettel no iba a continuar con ellos el próximo año y que el destino del alemán iba a ser Ferrari, en concreto el asiento de Fernando Alonso. El vendaval producido por el anuncio del equipo austriaco sacudió de golpe todo el 'paddock'. Alonso parecía haber sido pillado a contrapie; pero el asturiano se encargo de disipar las dudas: «que las fichas se muevan es consecuencia de lo que yo haga; y mi ficha se moverá cuando yo diga», dijo el español.
El de Ferrari parecía tenerlo todo pensado, meditado y decidido y tan sólo pendiente de flecos. Pero a partir de ahora, más que nunca, el epicentro de todos los movimientos en la parrilla se llama Fernando Alonso.
Phanfone, el segundo tifón
Y mientras tanto, el tifón meteorológico avanzaba, aunque ya no se preveía suspensión -tal vez adelanto- de la carrera y en lo deportivo sí había rayos y truenos en la clasificación cuando Rosberg, casi contra todo pronóstico se hacía con la pole por delante de Hamilton. Ese duelo volvía a poner, de nuevo, todo el interés en la pista.
Hamilton, el tercer tifón
Y llegó el domingo, momento en el que se desató el tercer tifón del fin de semana: Lewis Hamilton. El británico parece lanzado a por su segundo título y sobre el diluvio de Suzuka demostró su talento para conducir en lluvia. Tras media carrera acosando a su compañero, que mantenía la primera posición desde el inicio con el coche de seguridad, el británico pudo adelantar a Rosberg y a partir de ahí cabalgar hacia su primer triunfo en el circuito japonés.
Detrás de él, Rosberg, Vettel -magnífico también su pilotaje- Ricciardo y Button que volvió a encontrarse como pez en el agua en el trazado nipón.
Y a última hora la tragedia sobrevoló Suzuka con el accidente de Bianchi, operado de urgencia tras estrellarse contra la grúa que retiraba el coche de Sutil. Aunque todo parece haber ido razonablemente bien, hay que esperar.
Alonso, en el ojo del huracán
¿Y Ferrari? La Scuderia, en boca de todos todo el fin de semana, también lo estuvo durante la carrera… aunque no por nada agradable. Fernando Alonso tuvo que retirarse por problemas mecánicos en la vuelta 3, cuando circulaba detrás del 'safety car' y Kimi Raikkonen acabó en el puesto 12, una vez más fuera de los puntos.
Eso es lo que hay y tal vez eso sea lo que le espera a Vettel. A Alonso, de momento, le espera estar en el ojo del huracán unos cuantos días más. Hasta que diga dónde va a correr el próximo año. Pero ésa es otra tormenta.