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Volkswagen Polo WRC: el 'utilitario' de Ogier

En 2013, Volkswagen daba la campanada en el mundial de rallys al hacerse con el título de constructores en su primera temporada. Y su piloto puntero, Sebastien Ogier, se alzaba con el de pilotos. Y en 2014, se ha repetido la historia, tanto para Volkswagen como para el piloto francés, ambos dominando a placer la categoría.

Pero estas dos idílicas temporadas se comenzaron a gestar mucho antes, pues para tener un vehículo homologado para el mundial, se han de cumplir requisitos como una longitud mínima de cuatro metros, un número de unidades fabricadas o el no poder variar la altura a la que se encuentra el cigüeñal. Para inscribir al Polo se vieron 'obligados' a crear esta serie especial de la que sólo se han fabricado 2.500 unidades, precisamente en la factoría de Landaben en Navarra.

El 16 de enero de 2013 debutaba el Polo WRC en el Rally Montecarlo, consiguiendo subir al podio en segunda posición. A finales de 2013 se ponía a la venta este Polo R WRC, y coincidiendo con Montecarlo 2014, la primera prueba del mundial de este año, donde Ogier se ha desquitado alzándose con la victoria, probamos el Polo 'de calle' más potente de la historia. Y no sólo eso, sino que es el utilitario con más caballos, si nos olvidamos de las ya adjudicadas 333 unidades del Audi A1 quattro de 256 CV y 53.600 euros.

Se paga la exclusividad

Hablando de pasta, comencemos por los tampoco desdeñables 34.860 euros que cuesta este Polo R WRC, un precio 9.020 euros superior al de un Polo GTI. Y si nos los podemos gastar, igual nos interesa más un Golf GTI Performance DSG de 230 CV, por 34.930 euros…

Hay mil alternativas, pero ninguna tan exclusiva como este Polo, que también justifica ese desembolso con un equipamiento donde no faltan los faros bi-xenón, el navegador, el climatizador, los asientos deportivos y calefactables, sensor de aparcamiento… Y donde echamos en falta el sensor de luces, el poderlo elegir en un color que no sea el 'blanco puro' o prescindir de sus adhesivos para dejar con la intriga a más de uno.

Pero este Polo R WRC es más que equipamiento o una estética deportiva gracias a unos paragolpes que lo alargan hasta los 4 metros exactos, unas llantas de 18 pulgadas o un alerón donde va el número de la unidad y que limita la altura de la tapa del maletero al abrirla, para que ésta no toque con la antena. El Polo R WRC es pura adrenalina concentrada en un utilitario en el que han pasado del 'downsizing', dotándole del motor de los Golf R de sexta generación. Un 2.0 TSI que han 'descafeinado', bajándolo de 270 CV a 'sólo' 220 CV, que están ahí desde 4.500 rpm. También genera un imponente par de 35,7 mkg.

Un motor que pide guerra

Semejante corazón pide guerra, pero comenzamos comprobando cómo se puede usar día a día. Para ello sus suspensiones lo hacen infinitamente más cómodo que un DS3 Racing o un Mini John Cooper Works. Eso por un lado, porque el motor -no puede ser más agradable-, empuja desde el ralentí y no obliga a llevarlo alto de vueltas para podernos mover con una gran soltura. Defecto: carece de 'Start/Stop' y el consumo en ciudad se desmadra un tanto, pero también es verdad que es difícil contenernos ante tanta potencia enjaulada bajo nuestro pie derecho y pidiendo salir a gritos.

En vías rápidas sucede algo parecido a cuando circulamos por ciudad, sólo que los cortos desarrollos del cambio obligan al motor a girar un tanto alto de vueltas y se incrementan los decibelios en el habitáculo, con capacidad para cinco ocupantes, como cualquier otro Polo. Lo que se reduce es la capacidad del maletero, que pasa de los 280 litros de cualquier Polo a 204, pues la batería se ubica bajo la rueda de repuesto. Dicen que para repartir mejor los pesos; pero es una verdad a medias. Si no te lo crees prueba a abrir el capó y verás que el 2.0 TSI no deja hueco ni para meter un destornillador.

Divertidísimo en curvas

Sin duda, donde más a gusto se encuentra y donde es capaz de tatuarnos curva a curva una sonrisa es precisamente en tramos revirados. Sus dimensiones, una dirección rapidísima, unas suspensiones que, ahora sí, muestran su lado más radical, el diferencial autoblocante electrónico XDS o un cambio manual de excelente tacto y cortos recorridos -podrían haber optado por el DSG de doble embrague-, trabajan al unísono para que este Polo R WRC ofrezca un paso por curva realmente efectivo. Gira muy plano y es muy neutro, cosa complicada al lastrarse el eje delantero con semejante motor de dos litros -el Polo GTI utiliza un 1.4 TSI-, el cual hace incrementar su peso final hasta los 1.324 kilos, sólo 27 menos que un Golf GTI. Y eso que el capó es de material compuesto para ahorrar peso, además de que otras muchas piezas, se han fabricado en aluminio.

Pero esos 1.324 kilos son un peso pluma para dicho propulsor, al que si pedimos todo su potencial en las salidas de las curvas, hace trabajar a doble turno al XDS, obligándonos también a sujetar con firmeza el volante. Y si le pedimos todo el potencial, también tendremos que parar pronto, pues a este ritmo, superar los 15 l/100 km es pan comido. También es cierto que este Polo R WRC nunca gasta poco, pero no es un tema prioritario para su propietario, que busca otras alegrías. El equipo de frenos está formado por cuatro discos ventilados, y se ha mostrado más que eficaz, tanto en distancias de frenado, como en resistencia.

Todavía no hemos hablado de prestaciones, cosa de la que puede presumir con una relación peso/potencia de 6,02 kg/CV. Eso sí, en las arrancadas sin piedad sus ruedas delanteras pierden más tracción de la deseada -podía tener más anchura de goma en el eje delantero, como un Audi RS3 Sportback-, aun así hemos registrado un tiempo calcado al homologado, al medir en la aceleración de 0 a 100 km/h: 6,4 segundos -0,7 segundos más que el mencionado Audi A1 quattro-. Los 100 km/h los supera en 2ª velocidad, y sale del kilómetro desde parado a 203 km/h. Datos de auténtico deportivo, que además no para hasta llegar a los 243 km/h de punta.

Y si la aceleración nos graba los logos WRC de sus asientos en nuestra espalda, las recuperaciones son estratosféricas, siendo en todas las mediciones más rápido que el A1 quattro o que un Opel Astra OPC con sus 285 CV.