En esta quinta entrega de la serie destinada a enfrentar, en duelos fratricidas, a vehículos utilitarios con sus derivados de corte SUV le llega el turno a Nissan. El fabricante japonés siempre se ha caracterizado por «arriesgar» un poquito más en el diseño que muchos de sus rivales, y eso es evidente en modelos como el Nissan Juke.
A diferencia de otros «pulsos» realizados, tanto el Note como el Juke emplean vías completamente diferentes en su desarrollo. El primero comparte la plataforma «V» de la marca con el Micra, el utilitario por excelencia de Nissan, mientras que el Juke nace desde la plataforma «B», genéticamente muy parecida a la de Clio y Captur, sus «primos hermanos» de Renault.
La primera generación del Nissan Note vio la luz como pequeño monovolumen, pero en esta segunda entrega protagoniza un giro hacia un enfoque más de utilitario, ya que este tipo de vehículos tiene una mayor acogida y un abanico de potenciales clientes bastante más amplio.
Por su parte, el Juke abrió el camino de los «crossover» urbanos, un territorio sin explorar hasta ese momento, y se situó en la estela del éxito del Qashqai, ubicado en un segmento superior. Durante bastante tiempo fue el gran triunfador, hasta el punto de que le han salido numerosos rivales en los últimos años.
Precio » Grandes diferencias, pero… ¿justificadas?
El diseño es importante en la compra de un vehículo, pero el precio, en este tipo de automóviles, casi lo es más. En este sentido, el nuevo Note resulta más accesible para el bolsillo, pero eso tiene cierta explicación. O, mejor dicho, varias explicaciones. Los dos modelos presentan hasta cinco acabados en sus respectivas gamas, pero el Note parte desde el Visia por 16.010 euros, mientras que el Juke lo hace desde el Acenta, un escalón superior en cuanto a dotación de serie, y el precio de partida se sitúa en los 20.150 euros.
El balance más justo pasa por comparar sus acabados Acenta. El Juke se dispara 2.390 euros por encima, pero a cambio incrementa su dotación con climatizador -aire acondicionado en el Note-, faros antiniebla delanteros, cristales traseros oscurecidos y llantas de aleación de 17 pulgadas -de 15 en su oponente-, además del sistema de Control Dinámico, que permite optar entre varios modos de conducción. Y si nos vamos al acabado superior Tekna Premium aquí probado la diferencia de precio crece considerablemente, hasta los 4.980 euros, una cantidad que echaría para atrás a cualquiera, ya que detalles como un techo de cristal practicable, unos faros de xenón o unos asientos delanteros calefactados no justificarían por sí solos ese incremento.
La justificación a ese mayor desembolso viene motivada, además, por otras causas. Por ejemplo, sus palpables diferencias mecánicas. Bajo el capó, los dos vehículos apuestan por el conocido propulsor 1.5 dCi, un bloque de cuatro cilindros fabricado en la planta que Renault tiene en Valladolid que destaca por su agradable funcionamiento en marcha y las bajas cifras de consumo. Por primera vez en esta serie de comparativas, un mismo bloque deriva en dos potencias diferentes. En el Note, la potencia es de 90 caballos y el par máximo, de 20,4 mkg a 1.750 vueltas. Por su parte, en el Juke, que disfruta ya de un turbo de geometría variable, la potencia se eleva hasta los 110 CV y el par aumenta hasta 26,5 mkg, con el añadido de que ese valor está disponible entre 1.750 y 2.500 rpm. Otra diferencia entre ambos estriba en la caja de cambios, manual de cinco relaciones en el Note y de seis en su contrincante. Ahora quizás vayan «cuadrando» algo más las cuentas en la factura final. Por cierto, en ninguno de los dos modelos se contempla la posibilidad de montar la transmisión automática con variador continuo Xtronic, sí disponible en alguna variante de gasolina.
Dicho esto, la primera impresión con ambos vehículos posando frente a nosotros es que el Juke resulta mucho más «provocador» en sus formas. También es algo más largo y más ancho; pero, sobre todo, es más alto. Su mayor distancia libre al suelo le otorga más «presencia» física, facilita el acceso al interior y convierte en una tarea más cómoda la instalación, por ejemplo, de una sillita de niños. Repercute, asimismo, en una mejor visibilidad, aunque el Note dispone de una visión fronto-lateral algo mejor debido a los pequeños ventanucos triangulares.
Más comedido por fuera, el Note, sin embargo, aprovecha mucho mejor el espacio en el interior, sobre todo en las plazas posteriores. En cualquier caso, tres adultos irán muy justos en la segunda fila, pero si observamos la cota de anchura, la altura al techo y el espacio reservado para las piernas, no hay color. Y dos detalles más: las puertas traseras del Juke son realmente «justitas» por tamaño debido a la acentuada caída del techo. En el Note son más amplias y su apertura ronda los 90 grados, aspecto que favorece claramente el acceso.
Por otro lado, la banqueta trasera del Note goza de regulación longitudinal, un plus que multiplica la versatilidad y permite jugar con el espacio de habitáculo y maletero en función de las necesidades que surjan en cada momento.
Maletero » Más grande en el Juke, pero menos práctico
También en el maletero hay diferencias. El Juke, en su última actualización, «sacó petróleo» donde parecía no haberlo. Su compartimento de carga cubicaba antes 251 litros, pero ahora, «milagrosamente», ofrece nada menos que 354 en sus versiones de tracción delantera. Dicho así habría una ligera ventaja sobre los 325 litros del Note, pero en la práctica es otra cosa. Este último tiene un portón más amplio, las torretas de los amortiguadores no resultan tan intrusivas, el plano de carga es más bajo y el espacio es mucho más aprovechable. Y si adelantamos la banqueta trasera -es de una pieza- el volumen crece hasta los 411 litros. Pero en el peor de los casos, si tenemos que meter mucho equipaje u objetos muy voluminosos, el Note resulta mejor opción.
El Juke es un vehículo más «caprichoso» y menos práctico, de acuerdo, pero no hay color cuando nos sentamos al volante e iniciamos la marcha. No dispone de tantos huecos para colocar cositas, pero el tacto general que ofrece y la presentación del conjunto brillan con más fuerza. La guantera del Note es doble, pero carece de luz. Los asideros del techo son fijos y los mandos que gestionan la información del ordenador de viaje están en el cuadro de mandos, por detrás del volante. En el Juke éstos se sitúan en el propio volante, una posición más lógica, ergonómica y segura. Además, ofrece un diseño más deportivo y su dirección es más directa. También el tacto de la palanca de cambio es más preciso, y «pilla» más a mano debido a que la consola central se encuentra en un plano más elevado. En el Note, la gestión del cambio es más imprecisa y los recorridos de la palanca son más largos.
El Juke monta el ya mencionado sistema de Control Dinámico Nissan. Controlada desde el salpicadero, esta tecnología gestiona, por un lado, el climatizador, y por otro, el D-Mode, un asistente que nos permite acceder a la información sobre la conducción en tiempo real o a un historial sobre los últimos consumos registrados. Además, el conductor puede elegir entre los modos de uso «Normal», «Sport» y «Eco», modificándose parámetros del motor, la dirección, el aire acondicionado y el cambio automático, aunque este último, como decíamos al principio, no está disponible para los motores diésel.
El Note no llega a tanto, pero dispone de una función «Eco» muy útil y fácil de entender para reducir el consumo. Se refleja en el cuadro y nos «asesora» mediante el cambio de colores, desde el azul hasta el verde, además de tener un gráfico en el que nos indica la posición del pie sobre el acelerador. Con todo esto, la sensación que tenemos tras rodar intensamente con los dos vehículos es que el Juke está mejor hecho y rematado. Y, por lo tanto, parece destinado a envejecer con mejor salud.
Analicemos ahora las prestaciones y el comportamiento dinámico. El Juke es más potente, pero no gana por goleada. Es más, el Note acelera desde parado en los mismos tiempos, pero cede terreno en las recuperaciones, aunque esta comparación no es del todo justa, ya que el cambio de cinco relaciones ha obligado a «estirar» mucho más el salto entre los desarrollos de cada marcha. De todas formas, a la hora de realizar un adelantamiento el Juke se muestra mucho más solvente y, por lo tanto, más seguro.
Seguridad » Un «escudo» más propio de otros segmentos
Si hablamos de equipamiento y nos centramos en el capítulo la seguridad, debemos resaltar que ambos cuentan con el Escudo de Protección Inteligente, un completo asistente que contempla un control del ángulo muerto -nos avisa de la aproximación de un vehículo por cualquiera de los laterales-, una alerta de cambio involuntario de carril y un detector de movimiento en la zaga. No hay muchos rivales en este segmento que presuman de tanta tecnología, y lo mejor de este dispositivo es que viene de serie en tres de los seis acabados del Juke y en el más completo de los que componen la gama Note.
Este último se muestra más cómodo en una conducción relajada, pues los tarados de la suspensión son más suaves, y «apetece» más conducir el Juke por su mejor tacto general, la mayor agilidad y detalles como los cuatro frenos de disco -tambores traseros en el Note-, aunque las distancias de frenado medidas son casi un calco.
Su mayor altura y peor aerodinámica, la «caballería» extra del motor y los 173 kilos que presenta como lastre en la báscula condenan al Juke a protagonizar unos consumos más elevados. Sin embargo, en nuestras mediciones las diferencias apenas superan los 0,6 litros de media cada 100 kilómetros, una cifra muy asumible.