«Puede sonar extraño escuchar que estábamos a 4,5 segundos en Australia, 3-3,5 en Malasia, aquí estamos a 2,5… todo este progreso y el trabajo del equipo es increíble», nos volvía a recordar Fernando Alonso tras los entrenamientos del sábado en el Gran Premio de China. Lógicamente, había que insistir ver la positiva realidad que se transmite desde el equipo, dirigiendo la atención general al futuro más que al presente.
Cierto es también que de los dos segundos que separaban a los monoplazas británicos para escapar del Q1 en Australia se bajó a las tres décimas en el trazado chino. Ciertamente, en Shanghai continuaba la progresión del MP4-30. Sin embargo, a McLaren y Honda les separa todavía un abismo entre la posición que ocupa hoy en la Fórmula 1 y la que le corresponde por potencial e historial.
Por fin una carrera completa
Alonso se felicitaba por haber superado las 22 vueltas de Malasia, su mayor distancia recorrida con el MP4-30 desde que llegara al equipo británico. Acabó la carrera, aunque en la duodécima posición y doblado tanto por Mercedes como por Ferrari. Y la carrera puso en evidencia las carencias de su monoplaza. «No fue nada fácil para nosotros», reconocería al final, «no fuimos muy competitivos al inicio, y luego tuvimos problemas con el comportamiento aerodinámico del coche que me ralentizó en el relevo intermedio, aunque pude tirar más con la goma media al final de la carrera.
«Tampoco hay que ser demasiado optimistas o cambiar demasiado el discurso para Bahrein», anticipaba Alonso para la siguiente carrera «prácticamente los coches serán los mismos que aquí, por tanto veremos una carrera muy parecida a la de aquí y a seguir aprendiendo, es un circuito totalmente diferente, con características diferentes por tanto, a ver si se nos da un poco mejor». El Gran Premio de España será clave para McLaren, y Ron Dennis emplazaba a Montmeló para el esperado salto a mitad de parrilla. Más vale…