Subaru significa tracción total simétrica y motores boxer. A partir de ahí todo vale para mejorar el producto. La quinta generación del Outback es buena prueba de ello. Renueva sus formas, más al gusto europeo, crece 25 milímetros en longitud y 20 en anchura y se rodea de mucha más tecnología y de unos motores conocidos, pero optimizados.
Renovación completa
Exteriormente destaca la nueva rejilla frontal hexagonal, activa en la variante de gasolina, y desaparece definitivamente la toma de aire sobre el capó. El interior, por su parte, es más amplio y elegante. Destaca una generosa pantalla táctil muy intuitiva que se maneja como si fuera una 'tablet'.
Los motores son los mismos, pero retocados para ser Euro 6. En gasolina el 2.5i atmosférico rinde ahora 170 CV y se asocia a una caja por variador continuo Lineartronic de seis relaciones. La opción diésel pasa por un dos litros de 150 CV que se puede combinar con una caja manual de seis relaciones o Lineartronic, en este caso con siete velocidades.
Se introducen mejoras en el chasis y estrena la función 'Active Torque Vectoring', que frena la rueda interior trasera para mejorar la agilidad en curva. La gran novedad recae sobre el sistema de seguridad preventiva 'EyeSight'. Consta de dos cámaras frontales que detectan vehículos y peatones, y engloba funciones como un control de velocidad adaptativo, una alerta de cambio involuntario de carril y un aviso de colisión con frenada de emergencia automática.
Ya está a la venta.