Desde que Peugeot lanzó al mercado en 2012 su 508 RXH exclusivamente con mecánica Hybrid4, se sabía que tarde o temprano la marca francesa pondría a punto un RXH de propulsión diésel tradicional, sin el apoyo de motores eléctricos. El concepto era demasiado atractivo como para no sacarle más partido con alguna variante mecánica dirigida a los que todavía no se atreven o no conocen en profundidad la tecnología híbrida.
Y se ha aprovechado la reciente actualización del 508 para lanzar un RXH con el nuevo motor 2.0 HDI de 180 caballos, asociado a un inédito cambio automático de convertidor de par y funcionamiento exquisito, que por cierto, supone un salto enorme en cuanto a eficacia y agrado respecto al manual pilotado.
Espacio interior optimizado
Las comparaciones entre ambas versiones son casi de obligado cumplimiento. Así, el RXH térmico comparte medidas exteriores con el Hybrid4, sin embargo la ausencia del motor eléctrico trasero y de las baterías necesarias para hacerlo funcionar, que sí lleva el híbrido, permite que nuestro protagonista ofrezca más espacio en el maletero, dos litros más de capacidad en el depósito de combustible y que se pueda montar opcionalmente una rueda de repuesto de las llamadas de 'galleta', algo más pequeña que las de serie, un elemento que el 508 RXH híbrido sacrifica sustituyéndolo por un kit de reparación no siempre práctico.
El maletero gana 27 litros en este modelo de tracción delantera y queda homologado en 550 litros, rematándose con cuatro argollas de anclaje, dos perchas plegables, dos luces de cortesía y una toma de corriente, además de un estor enrollable que oculta el equipaje. El portón trasero puede solicitarse con un dispositivo de apertura y cierre automático valorado en 577 euros. Realmente, si analizamos los datos comparativos en nuestro poder, la ventaja del RXH térmico es abrumadora, porque además de tener más maletero, más depósito y poder llevar rueda de repuesto; pesa 53 kilos menos, utiliza un cambio más eficaz y agradable, ofrece mejores prestaciones y los consumos no son mucho más altos, sobre todo si hablamos de una utilización en carretera o autopista, donde se equiparan.
Nueva transmisión, mejores sensaciones
Y es que nuestro protagonista estrena una combinación realmente apetecible de motor y cambio. Por un lado hablamos de unpropulsor 2.0 Blue HDI estrenado a la vez por el DS5, el modelo de la marca de lujo del grupo PSA, y que incorpora nuevo turbo de geometría variable y mayor presión de sobrealimentación para conseguir 180 caballos. El sistema 'Start/Stop', que sigue siendo de lo mejorcito del mercado, es de serie y ayuda a conseguir unos consumos más que competitivos. Pero la mejor noticia es que se ha asociado exclusivamente al nuevo cambio automático EAT6 (Efficient Automatic Transmission 6) que poco a poco irá sustituyendo a los automáticos pilotados cuyo funcionamiento no ha terminado de calar entre el público.
La transmisión recién llegada recurre al tradicional convertidor de par pero optimizado gracias a la tecnología 'QuickShift' que reduce el rozamiento interno y emplea bloqueos para agilizar los cambios. Y en todo momento el conductor sabe en qué marcha circula ya que esta información se visualiza en el cuadro junto a la D. En la práctica, el nuevo elemento mecánico cumple con las expectativas gracias a una respuesta inmediata a la actuación sobre las levas en el volante (de serie) o si se pisa el acelerador. No se aprecian tirones ni vacíos de potencia y en modo S (también tiene modo hielo), el EAT6 se convierte en un perfecto aliado del conductor a la hora de exprimir al máximo los 180 caballos.¡¡Y vaya si los exprimimos!!
El 508 RXH térmico es un familiar de 4,83 metros y casi 1.800 kilos de peso (pesa más incluso que el hasta ahora más pesado Opel Insignia Sports Tourer) que no obstante ofrece el tacto más deportivo de los modelos de su clase. Tacto deportivo el que transmite su dirección, con la asistencia adecuada en cada momento. Tacto deportivo el que transmite su amortiguación, ya que sujeta a la perfección tanta longitud y tantos kilos de coche sin recurrir a ningún sistema de suspensión regulable ni castigar en exceso a los ocupantes por sequedad o excesiva firmeza. Y tacto deportivo el de los frenos, cuya eficacia nos ha dejado muy sorprendidos al detener el coche a 120 km/h en 50 metros, un metro y medio antes que lo que emplea en frenar a esa velocidad todo un BMW M3.
Agilidad insólita para un familiar
El 508 RXH afronta un tramo salpicado de curvas sin complejos y dejando claro que con asfalto seco no le hace falta la tracción total de su hermano híbrido. En curvas cerradas acelerando fuerte en marchas cortas el familiar de Peugeot no pierde la compostura manteniendo la trayectoria y mostrando muy pocas ganas de subvirar. En ningún momento pierde tracción y el control de estabilidad apenas tiene trabajo, y cuando lo tiene no es nada intrusivo. Los kilos extra parecen desaparecer en marcha y sorprende su insólita agilidad. Pero a decir verdad sí que nos hubiera gustado que una versión de este modelo turbodiesel ofreciese tracción a las cuatro ruedas, para subir a la nieve con garantías o meterse por algún camino sin miedo a quedarse atascado. Pero no se ofrece ni siquiera un modesto 'Grip Control' y parece difícil que a corto plazo se ofrezca tracción total.
El 508 RXH BlueHDI de 180 caballos tiene un precio algo elevado que queda en parte justificado por un equipamiento de serie especialmente rico que incluye como elementos destacables la cámara de visión trasera, el 'Head up display', los asientos de semi cuero eléctricos y calefactables, el techo panorámico, la pantalla táctil con navegador, o la llamada de emergencia. Eso sí, echamos de menos algunas ayudas a la conducción habituales ya en otros modelos. Pero sin duda lo mejor del 508 RXH es su espectacular equilibrio entre agarre, comodidad, prestaciones, consumos y agrado de uso.