Ya lo dijo Mark Zuckerberg, creador de Facebook: «El mayor riesgo es no correr ningún riesgo. En un mundo que cambia muy rápido, la única estrategia que garantiza fallar es no correr riesgos». Claro que lo dijo tras acumular una fortuna de más de 34.000 millones de dólares con su «caralibro», así cualquiera. En todo caso y diga lo que diga Zuckerberg, es un hecho demostrado que el que no arriesga, no gana. Y parece que Renault tuvo claro esta máxima desde el principio con su nuevo Espace. Un monovolumen que se desmarca de la competencia imitando algunas ideas de un modelo tan desobediente a las modas como en su momento fue el Mercedes Clase R. Pero también aportando un buen puñado de innovaciones que lo convierten en un poderoso monovolumen con personalidad, carácter, practicidad y muchísima conectividad con el mundo exterior. Una reinvención del concepto monoespacio que planta cara a sus rivales más directos no solo con diseño, si no también con tecnología para dar y tomar.
El nuevo Espace es 63 mm más bajo que el modelo al que sustituye y sin embargo su distancia libre al suelo ha crecido 40 mm hasta los 160 mm. Con ello se consigue cierto aire de todocamino pero a su vez una carrocería más bien baja que rompe con el típico monovolumen al uso y se acerca de forma hábilmente programada a su rival más directo el Ford S-Max.
Dirección a las cuatro ruedas
Tiene una pizca de todocamino, pero en la lista de opciones del nuevo Espace no aparece por ningún lado la tracción total que sí está disponible en cualquiera de sus rivales. Y es que ni está ni se la espera ya que los ingenieros de la marca francesa la dejan para un futuro todocamino, más grande que el Koleos, que llegará el año que viene. Eventualmente y como dicen los ingenieros del Espace, unos buenos neumáticos de invierno pueden suplir a la tracción total si se conduce a menudo por zonas montañosas camino de una estación de esquí. Sin embargo la gran apuesta de Renault en su Espace no tiene posible apaño alternativo ya que es el sistema 4Control de dirección a las cuatro ruedas, un sistema que el Laguna, estrenó los primeros meses de 2008 y que convierte al monovolumen de Renault en un modelo único, lógicamente siempre que se paguen los 2.800 euros de la opción, un paquete que no resulta tan caro como parece si tenemos en cuenta que, además del sistema 4Control, incluye la suspensión regulable y las llantas de 19 pulgadas.
Nuestra unidad de pruebas llevaba 4Control y, aprovechando que el precio del coche es realmente competitivo, aconsejamos este plus sin dudarlo un momento ya que el cambio en el ángulo de giro de las ruedas traseras te permite manejar semejante «trailer» casi como si se condujera un modelo compacto. De hecho, el nuevo Espace da media vuelta en 11,1 metros, casi como un Clio que utiliza 10,8 metros. En carreteras ratoneras el sistema requiere incluso cierto periodo de adaptación ya que el Espace gira más de lo esperado. Sin embargo cuando se le coge el aire uno casi se olvida de que lleva tantos metros de coche detrás porque al sistema 4Control se le une una suspensión regulable que en modo Sport endurece el tarado y soporta mejor una conducción más fluida, convirtiendo al nuevo Espace en el monovolumen más ágil de su clase. Tirón de orejas sin embargo a un cambio automático de doble embrague que empaña un funcionamiento suave, rápido y eficaz con la ausencia de levas en el volante y con una respuesta en el modo Sport del sistema Multi-Sense, que no acompaña a una dirección que se vuelve más firme, a un sistema 4Control que actúa a su máximo porcentaje, a un pedal de acelerador mucho más sensible, a una suspensión que busca la máxima estabilidad y a un sonido simulado más deportivo. Así, si el conductor decide negociar una determinada curva en 3ª, es posible que en pleno apoyo el cambio decida engranar 4ª sin que se haya llegada al límite de revoluciones. Eso sí, en reducción y si ésta se realiza de forma manual, la caja memoriza la marcha que se ha solicitado y cuando las revoluciones lo permiten, la engrana.
Un motor que empuja con ganas
El motor diésel biturbo es una delicia. Empuja con ganas cuando quieres o necesitas que lo haga y admite también una conducción tranquila, siempre sin una mala vibración o un sonido desagradable. Los 160 caballos mueven con solvencia un conjunto muy ligero que pesa 250 kilogramos menos que el Espace anterior, 64 kilogramos menos que un S-Max de motor equivalente y 183 kilogramos menos que el nuevo Seat Alhambra. Para ello recurre por ejemplo a puertas de aluminio y capó y portón trasero de fibra. Por eso también hay que destacar de esta versión su extraordinaria relación prestaciones-consumos ya que se conforma con una media de alrededor de 7 l/100 km en la mayoría de los escenarios, ya sea en ciudad o en carretera, autovía o autopista.
El interior del Espace no es de los más amplios del segmento aunque cinco adultos y dos niños tengan espacio suficiente para que no se oiga más veces de lo normal esa frase cansina de ¿queda mucho?. El monovolumen francés es además muy versátil a pesar de que con las 7 plazas ocupadas el maletero admite solo tres maletas tipo «trolley». Pero está preparado para recibir, con un despliegue hasta ahora desconocido en una marca generalista a los clientes más sofisticados y exigentes cuando toca hablar de conectividad, personalización o tecnología de vanguardia.
El corazón de todo ello es el R-Link 2 que controla el sistema Multi-Sense y el resto de sistemas mediante una pantalla capacitiva de 8,7 pulgadas que es como si lleváramos empotrado en el salpicadero un i-Pad. Una tablet que gracias al sistema Multi-Sense permite a los pasajeros desde cambiar el color de la luz ambiente hasta modificar la sonoridad del motor, pasando por el plegado a distancia de los asientos, los cambios en la dureza de la amortiguación y un larguísimo etcétera que asusta… Bueno en realidad lo que asusta es la aparente complejidad del sistema y pensar en pasar semanas estudiando y entrenando su uso. Sin embargo es más intuitivo de lo que parece y enseguida se acostumbra uno a manejarlo.
El equipamiento del Espace dCi 160 Twin Turbo EDC en acabado Zen es muy completo con elementos de serie tan interesantes como el techo panorámico, los faros Full LED, el sistema Multi-Sense, el R-Link 2 con pantalla táctil y navegador, el acceso y arranque manos libres, el aviso de ángulos muertos o la alerta de distancia de seguridad. Y el precio final de 36.350 euros para esta versión de 7 plazas, es sin duda muy competitivo.