Muchos fabricantes apuestan ahora por la tecnología híbrida, en la que Toyota dispone de la experiencia más dilatada. La clave radica en asociar lo mejor de los motores de gasolina y eléctricos, pero reduciendo las desventajas que ambos ofrecen cuando actúan por separado, como un mayor gasto de carburante en el caso de los primeros, y una limitada autonomía o la incomodidad de la operación de recarga en el caso de los segundos.
Toyota ha ido componiendo una extensa gama de modelos capaz de adaptarse a las necesidades más variadas, desde el Yaris hybrid, ideal para ambientes urbanos, hasta el Auris hybrid Touring Sports, de concepto más aventurero, pasando por el Prius+ con sus siete plazas. Y llegan nuevos productos y soluciones revolucionarias, como demostró la marca en el reciente Salón de Fráncfort, donde exhibió el RAV4 hybrid, con sus 197 CV y su sistema E-Four, que optimiza la tracción a las cuatro ruedas y reduce la pérdida de energía, contribuyendo a un ahorro de combustible nada frecuente entre vehículos 4×4.
Además, Toyota desvelaba la cuarta generación del Prius, que estrena una plataforma desarrollada a partir de la Nueva Arquitectura Global de Toyota (TNGA), responsable de un centro de gravedad más bajo, un aumento de la rigidez de la carrocería del 60% y un mayor dinamismo. Adopta también una nueva generación del exclusivo sistema híbrido de Toyota, pues la batería tiene más densidad -más energía con las mismas dimensiones y peso-, el motor eléctrico reduce su tamaño pero no su potencia y el motor de gasolina eleva su eficiencia térmica desde el 38,5% del Prius actual al 40%, la mayor del mundo para una mecánica de gasolina. El resultado, una eficiencia de combustible nuevamente optimizada, pues será un 18% superior a la del modelo actual.
Más de 8 millones vendidos desde 1997
Cuando en 1997 se lanzó el primer Toyota Prius, su lema fue elocuente: «justo a tiempo para el siglo XXI». Era el primer vehículo híbrido producido en serie del mundo y se encargó de crear un mercado completamente nuevo, sorprendiendo con unos datos asombrosos para la época, pues la combinación del motor de gasolina 1.5 VVT-i de ciclo Atkinson con un motor eléctrico de 33 kW (45 CV) bajaba el consumo medio a 5,1 l/100 km, y a 120 g/km las emisiones de CO2.
En 2003 aparecía la segunda generación, que impulsó la popularidad del modelo con una imagen más avanzada y aportaba una mejora considerable en potencia y eficiencia, pues usaba una batería híbrida más pequeña y ligera, y ahorraba un 15% de combustible: homologaba 4,3 l/100 km de gasto y emisiones de 104 g/km. Y la evolución no de detuvo ahí, pues en 2009 llegó el tercer Prius, aún más potente y con un 23% menos de consumo. Con él, la producción acumulada del Prius superó las 3,5 millones de unidades, contribuyendo a que, a día de hoy, Toyota haya vendido más de 8 millones de vehículos híbridos, lo que le convierte en indiscutido líder mundial.
Así funciona el sistema híbrido
En el sistema de propulsión híbrida de Toyota una unidad de control de la energía gestiona cómo interactúan el motor de gasolina y el motor eléctrico durante la circulación. Así, por ejemplo, podremos avanzar en modo puramente eléctrico -la batería de alto rendimiento proporciona la energía necesaria- a baja velocidad si aceleramos con suavidad o seleccionamos el programa 'EV', pero cuando demandemos más prestaciones los dos motores colaborarán para ahorrar combustible y aumentar la potencia. Además, el motor de gasolina irá recargando la batería, tarea en la que ayuda la frenada regenerativa.
Una conducción relajada
Conducir un híbrido es intuitivo, pues sólo hay que entrar, arrancar el motor y pisar el acelerador. Más que una tecnología, Toyota Hybrid es una filosofía que la marca defiende por su eficiencia y fiabilidad -las baterías duran como el resto del coche-, y por su facilidad de manejo: «Sin cables, sin enchufes, sin esperas: sólo tienes que sentarte al volante y conducir». Basta con apretar el botón de arranque, poner la palanca en 'D' y empezar a avanzar con suavidad y sin tirones. A partir de ahí, el sistema recurre al motor eléctrico o al de gasolina según las necesidades, y cuando la batería está baja, la recarga es automática durante la marcha, de forma que el coche tiene absoluta libertad de movimientos, tanto en la ciudad como viajando por carretera.