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Nissan GT-R Track Edition. Acelera como un F1

Para un probador siempre supone un reto tratar de explicarle al lector lo que se siente al volante de un superdeportivo de más de 500 caballos. Sobre todo porque la mayoría de los conductores carecen de referencias que les ayuden a establecer comparaciones. El probador puede relatar sus sensaciones, la emoción que transmite una fuerte aceleración o la fuerza G que puede experimentar su cuerpo en una frenada salvaje, entre otras cosas si la pantalla del salpicadero del modelo en cuestión ofrece una completa telemetría que incluye ese dato, como en el caso del Nissan GT-R.

Sin embargo hasta que no se experimenta sobre el terreno lo que dan de sí los 550 caballos de este modelo de calle solo una comparación puede poner en valor su capacidad para acelerar. Y es que, oficialmente, el Nissan GT-R Track Edition acelera de 0 a 100 km/h en 2,8 segundos, casi como un Fórmula 1 o una moto de MotoGP (ambos empatan con 2,6 segundos). Poquísimos mortales han tenido la oportunidad de conducir un F1 o una moto de Gran Premio, pero seguro que todos los que estén leyendo esto sabrán de qué hablo cuando me refiera a unas prestaciones que, rodando en circuito, te pegan contra el asiento incluso si aceleras en sexta a 180 km/h, cuando cualquier modelo de andar por casa va echando ya los higadillos.

Equipamiento de carreras

La novedad de este GT-R Track Edition es que incluye de serie el sistema de suspensión Bilstein Damp Tronic controlado electrónicamente con muelles y amortiguadores específicos NISMO, unos frenos mejor refrigerados, unas llantas Rays de 20 pulgadas en aluminio forjado y unos neumáticos Dunlop SP Sport MAXX GT Runflat inflados con nitrógeno exclusivos NISMO. Respecto a la suspensión, un diez en cuanto a eficacia pero un tirón de orejas en cuanto al nivel de confort cuando se elige el modo 'COMF' específico para cuando no quieres ir 'de carreras'. Aunque también parte de responsabilidad es de unos neumáticos con un gran despliegue tecnológico y un estupendo agarre, pero con unos flancos reforzados para seguir rodando sin aire, que le otorgan menor flexibilidad.

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El GT-R tiene detalles curiosos que conviene resaltar. Detalles como que la telemetría incluida almacena los datos como si de una caja negra se tratara y se chiva si se ha rodado en circuito con el ESP desconectado y se ha producido una avería o accidente, e invalida la garantía. Este ssuperdeportivo también permite desconectar la tracción total en maniobras por debajo de 10 km/h y si el volante se gira más de media vuelta, para que la transmisión y las ruedas no sufran demasiado.

Pero con todo, lo mejor del GT-R es su motor, en este caso ensamblado a mano y firmado por Tsunemi Ooyama, uno de los cuatro Takumi o artesanos mecánicos que han conseguido que el GT-R se convierta en un deportivo mítico que transmite emoción y vértigo a partes iguales. Un motor de 550 caballos que sube hasta las 7.000 rpm en un suspiro asociado a un cambio automático de doble embrague y solo 6 marchas pero con levas en el volante. Un deportivo de calle con sensaciones de F1.