El Optima ya figura con letras mayúsculas entre los grandes éxitos comerciales de Kia a nivel global; y, sin embargo, pasó un poco 'de puntillas' por nuestro mercado con su primera generación. Tenía empaque, amplitud y una imagen llamativa, pero quizás no estaba suficientemente adaptado a los gustos europeos en términos de comportamiento o de sensación de solidez. Parecía un coche pensado para Asia o Norteamérica y 'desviado' a Europa, cosa que no ocurría con su coetáneo en Hyundai, el i40, que recurría a una plataforma más evolucionada y era más 'redondo'.
Conscientes de ello, en Kia han corregido el tiro, y lanzan ahora un nuevo Optima que conserva el aspecto general del modelo anterior y el empaque, pues hablamos de una berlina de 4,86 metros de longitud. De hecho, es más largo, ancho y alto que su antecesor, y tiene un centímetro extra de distancia entre ejes, lo que son buenas noticias de cara a la amplitud. Entramos al habitáculo y las previsiones se cumplen, pues hay mucho espacio: 148 centímetros de anchura delante -al nivel de los hombros- y 134,5 detrás -a la altura de las caderas-, una generosa cota al techo en ambas filas y un hueco enorme para las piernas en la zona posterior, pues detrás quedan 79 centímetros con un conductor de 1,75 al volante. De sus rivales, sólo el Skoda Superb le planta cara, pues el checo ofrece tres centímetros más de distancia entre respaldos y dos más de anchura detrás, pero también tiene tres centímetros menos de anchura delante.
Maletero con buena capacidad
Y el quinto ocupante del Optima no irá tan cómodo como los otros cuatro por la forma del respaldo, pero cabrá sin problemas, pues el túnel del suelo es mínimo. Buen panorama que se complementa con un maletero bastante capaz -por más que los 510 litros no sean récord en su clase- y ampliable gracias al respaldo abatible asimétricamente. Lo peor, sin duda, la ausencia de portón, pues al levantar la tapa queda una boca algo justa para meter objetos voluminosos.
La mayor rigidez de construcción de esta nueva entrega -emplea mayor proporción de aceros especiales- se nota también términos de confort, pues al circular hay más aplomo y mayor impresión de calidad y robustez que antes. Ya es 'para Europa', por así decirlo. La sonoridad es más baja, aunque todavía podría hacerse algo más, pues acabamos llevando el volumen de la radio más alto que en otras berlinas. No se escucha mucho ni el motor, ni el roce del aire, ni la rodadura, pero la combinación de todo ello crea una especie de rumor de fondo -los técnicos hablarían de niveles NVH- que se aprecia más que en rivales como Ford Mondeo, Mazda6 o VW Passat.
En el acabado general se da otro paso adelante, y todo parece más consistente que en el primer Optima, aunque seguimos encontrando plásticos 'evidentes' en ciertas zonas y nos habría gustado que la consola central se orientase un poco hacia el conductor para que los mandos -y su pantalla táctil de 7 pulgadas- quedasen más a mano. Y puestos a plantear peticiones, dos más: que se revistiera el techo del maletero y que el sensor del limpiaparabrisas automático fuese más preciso, pues barre de modo un tanto anárquico.
Un equipamiento brillante
En cambio, el Optima aporta un equipamiento de serie brillante, incluso en este nivel intermedio Drive -por debajo está el Concept, único no disponible con caja DCT, y por arriba el lujoso Emotion-, pues incluye nueve airbag -lleva hasta el de rodilla para el conductor-, faros de xenon, cámara trasera, sensores de parking delante y detrás, asiento del conductor con ajuste eléctrico y memoria, climatizador bizona, levas en el volante, tapicería mixta de tela y símil piel, espejo interior fotosensible, navegador y un montón de asistentes de conducción: mantenimiento de carril, lector de señales de tráfico, control de crucero con limitador… De la cantidad de elementos que puede llevar el Optima da una idea el manual de usuario, un grueso tomo que pesa 865 gramos.
En cuanto a la conducción propiamente dicha, nos ponemos en marcha y enseguida vemos que hay más suavidad que antes. El motor 1.7 CRDi se oye poco y no vibra, y la caja DCT de doble embrague y siete marchas actúa con prontitud y discreción, algo parecido a lo que sucede con la función ?Stop&Start?, sobre la que haremos una puntualización: puede que el motor no se apague si al detenernos muy lentamente pisamos el pedal de freno con poca fuerza, un detalle frecuente en varios modelos de Audi y que a algunos conductores les gusta. Pero no al que esto escribe, pues para eso ya hay un botón que permite apagar esa función de ahorro.
Buenas prestaciones
A ritmos tranquilos o medios el Optima empuja muy bien, pues el par máximo es realmente generoso ?34,7 mkg? para tratarse de un motor que no alcanza 1,7 litros de cilindrada, pero si le exigimos 'todo', los más de 1.600 kilos del conjunto se hacen presentes y sólo permiten hablar de agilidad, no de deportividad. Hay 11,38 kilos por caballo, una relación peso/potencia que no puede hacer milagros, aunque el citado par máximo -disponible de 1.750 a 2.500 vueltas- y una transmisión eficaz ayudan bastante, de forma que el Optima tiene el brío suficiente para afrontar viajes por carretera a plena carga con garantía de respuesta. Le hemos medido 7,5 segundos para recuperar de 80 a 120 km/h, y en el paso de 0 a 100 km/h le han bastado 10,5 segundos, cinco décimas menos de lo anunciado por Kia.
En cuanto al consumo, los 4,4 l/100 km de media homologados son inalcanzables en la práctica, pero eso es lo normal, y los 7,0 l/100 km medidos en nuestro realista trayecto mixto de ciudad, autovía y carreteras de todo tipo nos parecen un valor razonable. Porque el Optima no es ligero, pero sí muy aerodinámico -Cx de 0,27- y equipa los neumáticos que necesita: la versión Drive probada, unos 215/55 R17 más lógicos que los 235/45 R18 del Emotion.
Y no decimos 'lógicos' solo porque cuesten menos y ahorren carburante, sino porque agarran bien y juegan un papel esencial en el excelente comportamiento del nuevo Optima, que se mete en las curvas con la agilidad de un 'GTI' y balanceando poco. Si al acelerar sí notamos el peso extra del coche, en curva o al frenar -de 120 km/h a 0 necesita sólo 50,6 metros- parece más ligero. Lástima que la precisión de la dirección no sea de '10', porque estaríamos casi ante uno de los referentes dinámico de la clase.
En lo que se refiere al precio, el descuento vigente actualmente acerca esta versión a los 30.000 euros, una factura muy interesante a tenor del equipamiento de serie.
La clave
Puede que su estética haya evolucionado poco, pero Kia estaba tan orgullosa del aspecto del anterior Optima que ha optado por arriesgar lo justo en esa faceta. Pero en otros capítulos hay más cambios, pues se refuerza la dotación de serie con modernos elementos de confort y seguridad, mejora la percepción general de calidad y el nuevo chasis procura ya un comportamiento bien adaptado a los gustos europeos. Si sumamos a ello la gran amplitud interior, los 7 años de garantía o unas prestaciones suficientes resulta fácil disculpar pequeños detalles que impiden hablar de 'producto redondo'.