Los actuales Ford Mondeo, Ford S-Max y Ford Galaxy ofrecen entre otros muchos propulsores, el conocido bloque diésel 2.0 TDCi, un corazón que en todos ellos se ofrece con 150 ó 180 CV de potencia, además de poderse adquirir con una transmisión manual de 6 velocidades o con un cambio automático de doble embrague y 6 relaciones, que en la firma del óvalo adquiere la denominación de Powershift.
Ligeramente más eficientes que antes
Este último es el que nos interesa hoy, pues Ford ha trabajado tanto en este motor 2.0 TDCi como en este cambio Powershift para minimizar el consumo de todos aquellos modelos que los incorporen. Ha revisado el software del motor, además de optimizar la culata, el bloque motor o la inyección de carburante, además del filtro NOx.
Gracias a estas mejoras, en el caso de los Ford Mondeo se consigue rebajar el consumo medio de cualquiera de sus opciones de potencia (150 ó 180 CV) y combinado con el mencionado cambio Powershift hasta los 4,6 l/100 km, con unas emisiones de 120 g/km de CO2.
De igual modo, decir que los Ford S-Max rebajan su consumo medio de 5,4 a 5,0 l/100 km, con unas emisiones de CO2 de 129 g/km, mientras que los Ford Galaxy también son ligeramente más eficientes de cara al consumo, ya que consiguen arañar dos décimas, bajando de 5,4 a 5,2 l/100 km con emisiones de 134 g/km de CO2.
