Seat no ha querido cometer errores con el lanzamiento del primer crossover de su historia. Por ese motivo, antes de su comercialización, en su fase de pruebas, el nuevo Seat Ateca ha sido sometido a todo tipo de crueldades para asegurar su durabilidad sin dejar nada al azar.
40 vehículos y 50 ingenieros
Para conseguirlo se han empleado nada menos que 40 prototipos del Seat Ateca en todas sus configuraciones para no dejar cabos sueltos y también un equipo compuesto por 50 ingenieros, que se desplazaron a una zona desértica al sur de España, donde se alcanzan con facilidad los 45 grados a la sombra. Allí estos 40 prototipos se han sometido a todo tipo de pruebas recorriendo en tan sólo un mes un total de 25.000 kilómetros.
Allí han llevado a prueba los sistemas de control de tracción y control de descensos, con pendientes de hasta el 35%. El nuevo Seat Ateca puede equipar el control de remolque y este sistema también se ha tenido en cuenta incluso en circulación off-road.
Más de 80 pruebas diferentes
Un vehículo cuenta con más de 3.000 piezas diferentes y todas ellas deben encajar como un puzle perfecto, además de trabajar en armonía. Para evitar cualquier ruido molesto entre alguna de sus piezas, se realiza la prueba de Klapper, que el Seat Ateca superó con nota.
Otra de las pruebas curiosas a las que se ha sometido el Seat Ateca ha sido la de aspiración de polvo con el fin de comprobar la vida útil del filtro de arie, pero también la prueba de grava, donde los vehículos ruedan por una pista con un firme irregular durante 3.000 kilómetros para comprobar el estado en el que quedan sus bajos, pasos de rueda o paragolpes tras recorrer dicha distancia.
Ahora que el Seat Ateca se ha puesto a la venta es el turno del futuro Seat Arona, que también se someterá a este tipo de pruebas en su fase de desarrollo para garantizar su durabilidad.