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El Audi es el conductor

La conducción autónoma es el reto más inmediato que tiene la industria del automóvil y posiblmente el más fascinante. Una tecnología que está en plena efervescencia y a la que todos los fabricantes están tratando de 'hincarle el diente' para no perder el tren de la próxima gran revolución del automóvil.

Y aunque a nivel mediático, parece que el único que está haciendo cosas es Tesla -la fascinación y el marketing que provoca la compañia de Elon Musk es absolutamente sorprendente-, la realidad es otra muy diferente. Y entre los que llevan años investigando y están en el pelotón de cabeza, está Audi. Por eso, cuando me propusieron viajar hasta Alemania para probar en circunstancias reales, con tráfico abierto, cómo funcionan sus coches autónomos, tardé un segundo en aceptar la propuesta.

Seis fases hasta llegar a la conducción autónoma

Es uno de los priviligios de trabajar en un sector que es punta de lanza en muy diversas tecnologías. Y esta de la conducción autónoma y el mundo de posibilidades y de retos que se abren en los próximos años es uno de los más inspiradores. Porque las tecnologías en las que trabajan marcas como Audi pueden cambiar radicalmente el automóvil y la movilidad de maneras que aún no imaginamos. ¿Será necesario obtener el permiso de conducir?, ¿podrán conducir -o ser conducidos-, por ejemplo personas ciegas o incapacitadas?, ¿se podrá consumir alcohol y ponerse al volante si es el coche el que conduce? ¿serán necesarios los seguros de accidentes si esta tecnología es capaz (en un futuro) de reducir el riesgo a cero?… Incógnitas y retos por delante.

Pero más allá de la divagación filosófica, mi viaje a Neuburg, la sede de Audi Sport, donde se llevó a cabo esta restringida presentación, sirvió para empezar a 'poner fechas' a esta revolución. El trabajo de Audi en este campo, lleva produciéndose desde1999 como un proyecto específico. Y desde entonces, aunque no nos demos cuenta, la conducción autónoma ha dado grandes pasos que ya están incorporados en modelos de serie. Audi considera que en el desarrollo de la conducción autonóma hay seis fases. El nivel 0 sería una conducción manual pero con un control continuo del coche sobre las reacciones del conductor. Esos elementos de control los ofrecía ya el Audi A6 de 1999.

La siguiente fase sería la conducción asistida con un primer nivel, simplemente de asistencia y un segundo nivel semiautomatizado. Este sería el estadio en el que los modelos de Audi se encuentran ahora gracias a elementos estrenados por la nueva generación del Q7 ?que se van ampliando al resto de la gama- como el adaptive cruise control o el Audi active lane assist. De los dos próximos niveles, el 3 (altamente automatizado) y el 4 (totalmente automatizado) empezaremos a tener noticias en la siguiente generación del A8. Y el final de este recorrido vendrá con el nivel 5, la conducción autónoma sin necesidad de presencia ni de supervisión por parte de ninguna persona situada tras el volante? O en el lugar donde, históricamente se ha situado el volante.

Coches que 'leen' el entorno

Para conseguir todo esto, el trabajo en el desarrollo e implantación de sensores y elementos de inteligencia artificial es una de las áreas, sin duda, más activas en la marca de los aros. Que los coches 'lean' las intenciones de los otros coches, conozcan en tiempo real el estado del tráfico, de la carretera, de la meteorología? es un reto. Un reto que se complica según se van introduciendo variables. Circular en un circuito cerrado es más fácil que hacerlo en una autopista; y recorrer kilómetros en autopista, infinitamente más sencillo que un kilómetro en una ciudad, con peatones, ciclistas, coches, semáforos, animales domésticos…

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Pero las cosas irán paso a paso y de momento, los primeros funcionan. La primea de las pruebas que Audi nos propone es una vuelta al circuito de pruebas de Audi Sport a bordo de 'Robbie', el S7 Sportback con el que ya se han hecho vueltas rápidas de exhibición en diversos circuitos. Para llevarnos hasta donde se encuentra 'Robbie' y uno de los responsables del proyecto, nos montamos en un Audi A8 sin conductor -como los usados para transportar a las estrellas de cine en la Berlinale, el festival de cine más famoso de Alemania-.

'Robbie', un vendaval en el circuito

'Robbie' es, aparentemente como un Audi S7 normal, si no fuera por sus pegatinas en la carrocería. Incluso el interior no tiene cambios apreciables más allá de algún botón que, claramente se ve que es 'de prueba' y de un mando tipo 'joystick' con el que el 'conductor' puede tomar el control en cada momento. Como Robbie se va a mover en un circuito cerrado no utiliza, en este caso, sensores con los que leer la carretera y lo que pasa en ella. Simplemente la señal GPS le dará las coordenadas de dónde circula. Y 'Robbie', que está programado para una conducción al máximo rendimiento en cada momento y en cada curva utilizará esa información para buscar la trazada perfecta en cada punto, con el giro de volante exacto, con la aceleración justa y la frenada precisa en cada momento… Y corrigiendo sus datos vuelta a vuelta, pues analiza y se adapta al estado de los neumáticos, del asfalto, a la cantidad de combustible… En pura lógica, no habría ningún piloto capaz de batirle salvo que tomara un nivel de riesgo por encima del umbral de seguridad con el que Robbie ha sido diseñado.

Todo esto que os he contado, en teoría, se convierte en la pista en un vendaval de sensaciones, como se puede ver en este vídeo. 'Robbie' hace su 'chequeo' previo y una vez que nos dice estar listo, basta que el 'conductor' apriete el mando de control para que el coche salga lanzado en la recta; llegue hasta el pico de la primera curva, de izquierdas, y sin ningún titubeo frene con decisión y gire el volante los grados exactos para encarar la siguiente recta que desemboca en otra curva a derechas… Y todo esto con la cara de asombro que uno tiene al ver que el volante gira solo, que el coche va a toda pastilla y que toma las decisiones correctas en cada momento. Si la magia existe, esto es lo que más se parece.

Tras bajar de 'Robbie', nos espera 'Jack', otro de los prototipos de conducción autónoma de Audi. Se trata de otro Audi A7 que, en este caso, está preparado para circular por carreteras abiertas al tráfico, en este caso, la autobahn A9 que une Berlín con Munich y en la que el Gobierno alemán ha autorizado que se puedan realizar pruebas de conducción autónoma con tráfico y circunstancias reales.

'Jack', preparado para el tráfico real

'Jack' nos espera a unos kilómetros del circuito de Audi Sport, junto a una de las entradas de la autopista. Si antes he viajado como copiloto en 'Robbie', esta vez seré yo el que se ponga al volante, aunque para ser conducido. 'Jack' lleva instalados todo tipo de sensores (perfectamente integrados y escondidos en la carrocería) para leer todo lo que pasa en 360 grados alrededor del coche.

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Me explican que tendré que conducir el coche hasta la autopista (podría ir el solo, pero la legislación solo permite las pruebas en la A9) y una vez allí, con el destino final introducido, el coche comenzará el análisis del sistema y cuando esté listo para tomar él el control, se iluminará de color verde una línea de luz justo bajo el cristal delantero. Entonces, mi trabajo será apretar dos botones situados en el volante; este se retirará hacia adelante y a partir de ahí, será un simple pasajero. Si en algún momento quiero retomar el control solo tengo que volver a presionar los botones, el volante se retrasa hasta mi posición y empiezo a conducir con normalidad. ¿Fácil, no?

Nos ponemos en marcha, llegamos a la autopista y el coche lanza el mensaje de que está listo. Aprieto los botones y el volante se va adelante. Por supuesto, dejo de acelerar (no hay el más mínimo salto en la velocidad) y uno mis manos porque realmente no sé qué hacer con ellas. El Audi circula por el carril de la derecha a la velocidad indicada por las señales, con total suavidad y adaptándose a las circunstancias del tráfico. En los tramos sin limite de velocidad acelera con ganas y cuando llega un coche más lento adapta su velocidad con tiempo para evitar sobresaltos. Realiza maniobras de adelantamiento como cualquier conductor e incluso aborta sobre la marcha un adelantamiento cuando detectó que por el carril de la izquierda, por detrás se acercaba un coche a gran velocidad.

Mientras él conduce, yo hago fotos

Aprovecho para tomar fotos, grabar vídeos… Es una sensación extraña poder dedicar el tiempo y el trayecto a otras cosas, aunque siempre atento a todo lo que pasa alrededor, en una concurrida autobahn con lluvia y tráfico intenso, un jueves de octubre por la tarde. Los ingenieros que me acompañan me muestran las 'tripas' del sistema de visión del Audi. Los sensores van monitorizando lo que ocurre 200 metros por delante y detrás del coche; y este toma decisiones con esos datos. Y he de decir que las decisiones que tomó durante el trayecto fueron todas correctas, sin dudar, como sabiendo que eso era lo correcto.

Tras 20 minutos de recorrido, la cosa toca a su fin. El coche, entonces, se coloca en el carril derecho poco antes de la salida de la autopista programada. En ese momento, la luz verde del salpicadero se convierte en naranja, avisándonos de que nos preparemos para tomar los mandos. Luego se convierte en roja, el volante se acerca, pulsamos los botones y la cosa vuelve al modo de conducción tradicional.

Los ingenieros que me acompañan en el coche me preguntan mis sensaciones. Mi respuesta es que se trata de una cuestión de confianza, que al verlos a ellos dentro, eso me ha generado tranquilidad. Si ellos no hubieran estado sin duda la cosa hubiera sido diferente. También debo decir que eso fue la primera vez. Ahora, visto el funcionamiento y la 'inteligencia' de Audi, no tendría problema en volver a ponerme al volante, esta vez solo, para ser conducido por un Audi.

Por cierto, la última pregunta que me hago: ¿seguirá teniendo sentido el verbo conducir?