No hay muchos deportivos como el nuevo TT RS. Y los pocos que se le acercan no ofrecen tanta deportividad, ni tanto agrado en el uso diario. Audi riza el rizo de nuevo con un deportivo que pesa 10 kilos menos que el anterior, gana un 17 por ciento de rendimiento sin variar la cilindrada, estrena un sistema de tracción total quattro más rápido y preciso, y hereda de su hermano mayor, el R8, sistemas y elementos tan atractivos como el Audi Virtual Cockpit o el espectacular volante, una joya del diseño y de la ingeniería que dice mucho de lo que le espera al conductor tras presionar el botón rojo que pone en marcha el motor.
'Motor del Año' seis veces consecutivas
Este propulsor de cinco cilindros se reinventa con esta nueva entrega desarrollada casi desde cero, y con unas características tan especiales como inteligentes. Por ejemplo, pesa 26 kilos menos que el anterior, su cigüeñal -que está hueco por dentro- es de aluminio, el cárter es de magnesio, los cojinetes son 6 milímetros más finos, las levas de admisión y escape se ajustan según las necesidades y el conductor puede controlar la apertura de las válvulas del sistema de escape a través de un botón situado en la consola central, lo que permite modificar a placer el sonido que llega hasta el oído. Un sonido que estremece y que situaríamos entre los cinco primeros puestos de un ránking en el que también habría sitio, cómo no, para Ferrari, Aston Martin, Jaguar o Mercedes.
La potencia específica de este motor de 400 caballos -la primera generación del TT RS, allá por 2009, daba 340- es de 161,3 CV por litro de cilindrada, y el par máximo, de 49 mkg -mayor que el de un Porsche 911 GT3-, se mantiene constante de 1.700 a 5.850 rpm, un dato demoledor que dice mucho de la personalidad de este propulsor y que sobre el asfalto se traduce en un empuje brutal siempre que se pise el acelerador, sea cual sea la velocidad a la que vayamos.
A los mandos del deportivo alemán
Y qué mejor sitio que el circuito del Jarama para saber si el nuevo TT RS responde a nuestras expectativas. Lo primero en lo que nos fijamos es que las unidades para girar en la pista llevan frenos cerámicos delante, lo que de partida me tranquiliza, pues 400 caballos y un circuito son sinónimo siempre de frenadas salvajes porque se llega a las curvas realmente rápido. Modo 'Dynamic' de los cuatro posibles, carrocería rebajada de serie 10 milímetros… Después de dos vueltas tras un coche de seguridad -que a buen ritmo frena un poco nuestro ímpetu inicial-, damos rienda suelta a la presión sobre el acelerador. ¡A disfrutar! Y se nos quedan grabadas muchas cosas en la retina, el corazón y la memoria, como la eficaz frenada, la increíble tracción al acelerar sin piedad a la salida de las curvas gracias al nuevo software de conducción dinámica -mucho más preciso y rápido-, la estupenda respuesta del control de estabilidad -cuyo trabajo pasa desapercibido, lo que es todo un elogio en un deportivo de 400 caballos-, el sonido del motor con el pertinente botón apretado, la facilidad con la que se conduce rápido y lo mucho que perdona ante una mala trazada, una marcha mal elegida o un pisotón al gas antes de tiempo.
El TT RS es divertido como pocos. Y muy rápido. El Virtual Cockpit me deja configurar el cuadro de instrumentos de forma que veo el cuentavueltas en primer plano -si fuera de viaje llevaría en grande el navegador- y confirmo constantemente que la aguja sube hasta las 7.000 rpm envuelto en una fiesta de luces rojas indicando el límite. Pero me centro en la pista porque cuando llega al corte pasa a una marcha superior. Los cambios no son rápidos, son lo siguiente. Y la tracción total es, como su propio nombre indica, TOTAL. Además, el RS traza por donde le manda una dirección de libro. ¡Qué gozada! La 'barra libre' en circuito se acaba, pero continúa en carretera abierta, donde el TT RS sigue sorprendiendo y enamorando. Porque en la 'guerra' diaria el deportivo alemán mantiene sus constantes vitales si se quiere; y si no se quiere, y preferimos pasear a ritmo turístico, es una delicia.
Aunque todo tiene un precio. El ordenador del TT RS Coupé marca 23 l/100 km de gasto en el circuito, y 19 en carretera virada a un ritmo 'intenso'. Pero baja a 8,5 l/100 km cuando llaneamos a 120 km/h. Y en cuanto a la factura, ésta parte de 79.900 euros.
TT RS, para oírle mejor
Por 3.000 euros más que el Coupé, Audi pone a disposición de todo aquel que pueda permitírselo la versión Roadster de este TT RS. Debido a los refuerzos necesarios para compensar la ausencia de techo, esta versión pesa 90 kilogramos más, lo que unido a una aerodinámica menos lograda le hacen perder dos décimas en la aceleración de 0 a 100 km/h. Sin embargo, las sensaciones se incrementan y el sonido del motor de cinco