Sería injusto, y un error garrafal, poner en duda la fiabilidad y tecnología de los motores de Honda por unos resultados que ahora no terminan de llegar en la Fórmula 1. El exitoso pasado de la marca japonesa en esta especialidad, donde logró cinco veces el Campeonato de Constructores como proveedora de motores entre 1983 y 1992 -además de una larga lista de victorias en otros certámenes, como las 500 Millas de Indianápolis, donde Honda ha ganado 11 veces y ahora propulsa el monoplaza con el que Alonso participa allí-, le proporciona al primer fabricante de motores a nivel mundial la solidez suficiente como para que su reputación no puede quedar en entredicho por un tropiezo puntual.
Dicho esto, lo cierto es que Honda mantiene su velocidad de crucero en cuanto al desarrollo de nuevos modelos o propulsores, y buena muestra de ello es la nueva generación del Civic, que estrena, además de plataforma, suspensiones, tecnología de infoentretenimiento o diseño; una innovadora familia de motores con turbo que, de nuevo, dejan el pabellón de la marca bien alto y ayudan a olvidar rápidamente la magia de los propulsores atmosféricos, que subían de vueltas como el demonio.
Nueva plataforma más ancha y larga
Pero comencemos, antes de nada, con la base técnica del coche. Una nueva plataforma más ancha y larga cuyo objetivo era obtener el mejor espacio habitable, utilizar un esquema de suspensiones más trabajado, complejo y, por supuesto, más eficaz, concebir un puesto de conducción más bajo que transmitiera mayor sensación de deportividad -con una reubicación obligada del depósito de combustible, que hasta ahora iba instalado bajo el asiento delantero- y, por último, diseñar una aerodinámica líder en su clase que no deja de ofrecer ventajas colaterales, casi más importantes que el propio logro en sí.
Como podemos ver, todos los ingenieros tenían una obsesión clara en diseñar, desarrollar y construir el Civic más deportivo de la historia. Y aunque esta valoración la reservaremos, por cuestiones obvias, para la versión Type R, lo cierto es que, en conjunto, el nuevo Civic y casi todas sus versiones llegan con un halo deportivo inconfundible potenciado, en combinación con este motor 1.5 Turbo VTEC de 182 caballos, por unos acabados verdaderamente 'Sport' sin ni siquiera rozar el tuning más vulgar. Pero más allá de la estética, que puede quedarse nada más que en eso o ir mucho más allá, los primeros metros al volante del Civic 1.5 Turbo VTEC nos descubren que, como ya imaginábamos, hay vida bajo el diseño y que el compacto japonés -aunque ya no tan compacto por sus 4,52 metros de longitud- recibe al conductor muy cerca del suelo en la posición más baja del asiento, y con un tacto de conducción, mitad deportivo mitad refinado, del que no muchos modelos pueden presumir. Es una sensación de solidez y precisión más fácil de sentir que de explicar, pero que tiene mucho que ver con un centro de gravedad muy bajo, con una rigidez de la carrocería que apenas permite contorsiones de esta en apoyo, con un aislamiento muy trabajado, con una mordiente de frenos perfecta, con una caja de cambios automática de transiciones suaves y, casi destacando sobre el resto, una dirección asistida eléctrica adaptada al mercado europeo. Esta se muestra rápida y directa, y permite trazar con mayor precisión y llevar al Civic justo por donde uno quiere, con un tacto poco artificial de la pisada.
Pero si hay algo que Honda ha bordado, eso ha sido sin duda la impecable forma de trazar las curvas más cerradas o el aplomo conseguido en estabilidad lineal. El acabado Prestige lleva incluido en su equipamiento de serie la suspensión adaptativa, que incorpora dos modos de conducción: el normal y el dinámico. Sin llevar al límite las cosas, en ambos casos hemos apreciado una eficacia similar en carreteras viradas de buen firme, señal de que la base es 'pata negra'. Pero se agradece la posibilidad de endurecer la amortiguación para casos extremos en los que sí se aprecian menores inercias y una trazada todavía más fina y eficaz.
El motor 1.5 Turbo VTEC
Parte de la experiencia obtenida con el motor 2.0 Turbo de 310 caballos del Type R de 2015, por lo que sin duda se parte de unos cimientos consolidados. Y una de las claves de este propulsor es el turbo, más compacto que los que utiliza la competencia y con diseño de un solo rotor. Y también el afamado sistema VTEC, que ayuda a lograr una combustión optimizada, una eficaz respuesta a bajas revoluciones y un consumo contenido. Sobre el asfalto, los 182 caballos están siempre listos cuando se les busca o se necesita potencia extra en un adelantamiento; de hecho, en nuestras pruebas de Correvit este Civic ha acelerado y recuperado casi tan rápido como el Renault Mégane GT EDC de 205 caballos, aunque en eso hayan tenido mucho que ver los 100 kilogramos más de peso del modelo francés. Pero quizás lo que más nos ha sorprendido en el Honda de su conjunto motor/cambio es el funcionamiento de este último, teniendo en cuenta que se trata de un, tradicionalmente antipático, cambio de variador.
Y es que el Civic 1.5 VTEC puede utilizar, además del cambio manual, un cambio automático de variador continuo, con 7 marchas simuladas y con una nueva característica de diseño que a la postre es la que marca las diferencias, en forma de convertidor de par de dos amortiguadores y turbina. Este desarrollo ha mejorado notablemente la respuesta respecto a los CVT que siempre hemos criticado desde estas páginas. Y según los ingenieros de la marca, es el que aprovecha mejor el rendimiento del motor sin que los consumos se disparen. Y aunque sobre esta afirmación habría mucho que hablar, sobre todo viendo los datos de prestaciones y consumos del Volkswagen Golf 1.5 TSI con cambio DSG en el cuadro comparativo, sí tenemos que decir que es el mejor cambio CVT que hemos probado, que es suave y a la vez muy rápido ?casi como los de tecnología de doble embrague?, que elimina los desagradables resbalamientos y que permite subir hasta las 6.000 rpm, cota en la que cambia a una marcha superior aunque se lleve engranado el modo S. Las levas de cambio en el volante y los dos programas adicionales terminan de rematar el buen trabajo. Lástima que el Civic 1.5 Turbo automático no puede llevar sistema Stop/Start de parada y arranque automáticos en detenciones prolongadas -sí lo equipa con el cambio manual, como lo hacen sus rivales con caja automática-, y lástima también que con el cambio CVT se reduzca el par de 24,5 a 22,4 mkg; aunque, eso sí, disponible en un abanico algo más generoso de revoluciones.
Valorando potencia y prestaciones, el consumo no debería quitar el sueño a nadie, ya que hemos medido 7,0 l/100 km de gasto medio en utilización real, que es un muy buen dato para un gasolina con turbo y más de 180 caballos. Sin duda, el modo Econ y el cambio de variador han puesto su granito de arena en este capítulo. Pero también hay que decir que resulta más que fácil llegar a los 10 litros de media si se abusa de marchas cortas y se pisa el pedal derecho sin piedad.
En el interior, luces y sombras. Por un lado, espacio de sobra -y decir 'de sobra' en un compacto es un magnífico piropo- y un maletero casi de berlina grande. Además de diseño y un equipamiento espectacular, que incluye absolutamente de todo: desde techo practicable hasta faros LED, pasando por suspensión adaptativa, acceso y arranque inteligente, climatizador bizona, un gran despliegue en infoentretenimiento o un paquete de seguridad pasiva y de ayudas a la conducción imponente, difícil de encontrar en algunos de sus rivales. Y entre las sombras, ajustes solo correctos en esta unidad, una bandeja trasera enrollable menos práctica de lo que aparenta y de lo que debería, visibilidad mejorable por el espejo interior debido a lo alerones y al limpia, y ausencia de salidas de aire en las plazas traseras. Y todo ello con un precio final elevado, aunque ciertamente justificado, sobre todo por equipamiento.
LA CLAVE
Los Civic se han distinguido siempre por un diseño que no ha dejado indiferente a nadie, aunque hay que reconocer que a veces se han pasado un poco de originales. Creemos que el último Civic complacerá a todo el mundo porque combina originalidad con deportividad, e incluso elegancia. El equipo de seguridad es espectacular en este nivel de acabado. Y, en general, la apuesta del coche por el genio y el carácter nos parece muy adecuada, sobre todo si se complementa con el mejor espacio del segmento y el maletero más capaz. El Civic probado no es barato, pero tiene ese 'no sé qué' que convence desde el minuto uno.