La década de los años 40 no fue precisamente la mejor para Japón, pues tras es desastre militar sufrido, uno de los muchos elementos que estaban racionados en la isla, era el petróleo. Ese contratiempo propició que allí se apostara por la energía eléctrica, incluso para impulsar a los vehículos de cuatro ruedas.
Aparece en 1947
A mediados de 1945, unos 200 trabajadores de la desaparecida Tachikawa Aircraft, encargada de la fabricación de aviones de combate, se asociaron para fundar la Tokyo Electro Automobile Company. Comenzaron entonces a trabajar en el desarrollo de pequeños vehículos eléctricos y en el año 1947 tenían listo su primer prototipo. Se trataba de una camioneta con paneles de madera, cuyo motor eléctrico apenas generaba 4,5 CV de potencia. Ahora bien, presumía de ofrecer una capacidad de carga de 500 kilos.
Poco a poco fueron evolucionando su vehículo conceptual y redirigiéndolo hacia el mundo de los vehículos de pasajeros. Nació así ese mismo año el Tama, un pequeño utilitario que mide 3.035 milímetros de longitud y con capacidad para cuatro adultos que mantiene ese motor eléctrico de corriente contínua con 4,5 CV de potencia. Para alimentarlo se apostaba por unas baterías de plomo-ácido que se ubicaban en unos compartimentos bajo su piso, que se podían extraer para facilitar su recarga. Estas baterías de 40 voltios y 162 Amperios hora, le permitía poder recorrer hasta 65 kilómetros con una sóla carga. Eso sí, la velocidad máxima de este utilitario que pesaba 1.100 kilos, era de apenas 35 km/h.
Con el paso del tiempo el nombre de Tokyo Electro Automobile Company fue evolucionando hasta llegar al de Prince Motor Company, que en el año 1966 se convierte en parte de Nissan. Y de este modo, podemos considerar a este Tama como el abuelo del actual Nissan Leaf.