«No somos una marca prémium ni queremos serlo», eso es lo que dice Artur Martins, vicepresidente mundial de Marketing de Kia; pero con el Stinger no lo demuestran. Porque la firma coreana, cuyo foco está en vender muchos Sportage, Picanto o Stonic, de repente lanza un modelo claramente de prestigio. «No vamos a hacer volumen con él», confiesa Emilio Herrera, director general de la marca en España. Pero pese a esas dos afirmaciones quitándose presión, Kia ha hecho un modelo que puede competir de tú a tú con los sedán deportivos de marcas prémium alemanas. Es decir, un modelo al que no se le van a saltar los colores cuando tenga que enfrentarse a un Audi A5 Sportback, un BMW Serie 4 Gran Coupé, un Mercedes CLA o un Volkswagen Arteon.
Entonces, si no quieren ser una marca prémium y si no quieren hacer grandes volúmenes de ventas con el Stinger, ¿por qué lo han hecho? La respuesta es fácil… porque podían. Es simplista contestar eso, pero es la realidad. La evolución de Kia -en paralelo con su 'hermana' Hyundai, es imparable- y sin perder el objetivo de crear modelos de gran repercusión, no se pone límites a la hora de demostrar al mundo que están en condiciones de luchar cara a cara con cualquiera. Y para ello, nada mejor que crear un modelo de prestigio, un coche aspiracional, de esos que se sueñan. Un anzuelo para atraer clientes a los concesionarios demostrando lo que la marca coreana es capaz de hacer. Un buque insignia, en definitiva.
Con todas las armas de Kia
Y como corresponde al tope de la gama, en la marca coreana no se han dejado nada en el tintero. ¿Que había que poner aceros de alta resistencia?, pues ahí tenemos nuestras fundiciones -las del grupo Hyundai- para crear un chasis ligero y resistente. ¿Que había que poner potencia suficiente para un deportivo?; pues nos sacamos de la manga un V6 de 370 caballos que es el motor más potente que hayamos fabricado nunca. ¿Que el comportamiento debe mezclar deportividad radical con el uso cotidiano?, pues ponemos sobre la mesa una suspensión de dureza variable o un selector de modos de conducción con cinco alternativas o la tracción total. ¿Que debemos poner toda la tecnología con la que cuentan nuestros rivales alemanes?, pues le añadimos un nuevo cambio automático de 8 relaciones -con levas en el volante de serie en todas las versiones- o los más avanzados sistemas de seguridad y ayuda a la conducción.
Todo está en el Stinger, un modelo que se enfrenta sin problemas y sin complejos a cualquiera. Y lo hemos podido comprobar en Mallorca, donde se ha celebrado la presentación internacional y de la que hemos salido con ganas de seguir conduciéndolo. Nos encontramos con un sedán que combina perfectamente el estilo deportivo con una habitabilidad destacable, en la que llama la atención la amplitud y altura en las plazas traseras -salvo el ocupante central, que debera lidiar con un túnel de transmisión voluminoso- si lo vemos desde dentro. Pero también unas atractivas líneas exteriores de claros rasgos coupé. Y un tamaño que le otorga poderío, pues los 4,83 metros de longitud hablan de una presencia imponente.
Un interior refinado y deportivo
En el interior, derrocha calidad de acabado y un estilo que es elegante y deportivo a la vez. Con toques de 'alemán con estrella' como las salidas de aireación redondas, la pantalla táctil -de 7 u 8 pulgadas según versiones- flotante o la sabia mezcla del aluminio con los plásticos negros de excelente apariencia y tacto. También le hacen ganar puntos unos asientos -ventilados y calefactados los delanteros y calefactados también los traseros- que están tapizados en un cuero de excelente tacto y recogen perfectamente el cuerpo y se acoplan a él como un guante. Pedales en aluminio, levas del cambio en el volante, volante multifunció, head up display y un cuadro de instrumentos que cuenta con una pantalla de 7 pulgadas con exhaustiva información completan un interior en el que el conductor es objetivo prioritario.
Porque el Stinger está diseñado y pensado para conducir. A aquel que inventó los SUV habría que ponerlo al volante de un sedán clásico -como este Stinger- para que redescubriera la conducción más pura -con un centro de gravedad bajo, unas dimensiones considerables y un aplomo en carretera que ningún SUV consigue- una de las características de este coche.
El más potente de la historia
Lo comprobamos poniéndonos al volante de toda la gama. El Stinger se ofrece en España con dos variantes de gasolina, un 2.0 T-GDI de 255 caballos y tracción trasera y un 3.3 T-GDI de 370 caballos y tracción total. Y en diésel, un 2.2 CRDI con 200 caballos y tracción trasera o total. Todos ellos cuentan con un cambio automático de doble embrague y ocho marchas que es un prodigio por suavidad y también por rapidez.
Empezamos por arriba, con el 3.3. Un derroche de todo para decir 'aquí estoy yo'. Los 370 caballos son plenamente utilizables y están perfectamente domesticados para un uso cotidiano. Pero están; y si se les llama, aparecen. Un empuje inacabable y una potencia infinita es lo que demuestra esta versión. Cómodo pero deportivo, es una auténtica tabla, sin balanceos y de una tremenda nobleza. El paso por curva es rapídisimo y la confianza que transmiten los frenos y la dirección te hacen sentir inmediatamente como si llevaras meses conduciéndolo. Y los cinco modos de conducción que ofrece -este y el resto de versiones- hacen que cada conductor le encuentre el punto exacto al carácter del Stinger. Por defecto arranca en modo Comfort y se puede seleccionar Eco (prioriza la economía), Smart (elige automáticamente el mejor modo en función de si el uso está enfocado a la eficiencia o a la deportividad), Sport y Sport+ (el modo más radical y el que permite circular, por ejemplo con el control de estabilidad desconectado. La tracción total da un plus de confianza que nos deja un sabor de boca magnífico. Todo ello envuelto en un sonido a 'coche gordo'…
Con 255 caballos basta
Nuestros siguiente invitado a esta fiesta es el 2.0 de 255 caballos. No hay tanta potencia ni tanto empuje como el 370; pero todo es mucho más racional. De hecho, diríamos que esta es la versión que hay comprar, pues te ofrece unas prestaciones y un comportamiento de alto nivel sin tener que 'compra 115 caballos de más' que posiblemente nunca utilices. Un pero, que solo se ofrezca con tracción trasera; pero los puristas de la conducción disfrutarán de él sin que esto suponga un problema. Igual de agradable y rápido que el 3.3 pero con la potencia justa. Lo dicho, nos parece la opción más aconsejable.
El tercero es el diésel, que sorprende también por su viveza de reacciones, su empuje y su escasa sonoridad -no parece un diésel-. Y aquí si tenemos alternativa de tracción trasera o total (esta pasa un máximo del 100 por cien de la tracción al tren trasero y un máximo del 40 por ciento al delantero de forma que el comportamiento tiene un aire deportivo muy acuasado). El cambio sigue siendo el automático con 8 marchas y las levas en el volante, como en sus hermanos. hacen que juguetear con el cambio sea eso: un juego.
Todo apunta hacia el éxito en el Stinger. Y parece que puede ser así si nos fijamos en lo que ofrece y al precio que lo ofrece. Llega en noviembre a los concesionarios con cuatro niveles de acabado, Style, Extreme, GT Line y GT y un equipamiento de altura desde el más básico. Los precios ponen la guinda a un producto que puede competir sin complejos con rivales prémium… aunque no sean, ni quieran serlo, una marca prémium.
Los precios
Stinger 2.2 CRDI STYLE 200 CV |
37.900 euros |
Stinger 2.2 CRDI XTREME 200 CV |
41.650 euros |
Stinger 2.2 CRDI XTREME 4×4 200 CV |
43.650 euros |
Stinger 2.2 CRDI GT LINE 200 CV |
47.150 euros |
Stinger 2.2 CRDI GT LINE 4×4 200 CV |
49.150 euros |
Stinger 2.0 T-GDI STYLE 255 CV |
38.900 euros |
Stinger 2.0 T-GDI XTREME 255 CV |
42.650 euros |
Stinger 2.0 T-GDI GT LINE 255 CV |
48.150 euros |
Stinger 3.3 T-GDI GT 4×4 370 CV |
54.150 euros |