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Conducimos el Volkswagen Tiguan Allspace. Excursión para siete

Con el T-Roc recién llegado al mercado y el T-Cross a la vuelta de la esquina, la incesante tendencia SUV busca huecos donde sea, como es el caso del Volkswagen Tiguan Allspace, que se sitúa entre el Tiguan y el Touareg. Respecto al primero crece 21,5 centímetros, distribuidos prácticamente a partes iguales entre la distancia entre ejes y el voladizo trasero. ¿El motivo? Incrementar hasta siete el número de plazas y aumentar la capacidad del maletero.

Con su punto de mira puesto en rivales como el Skoda Kodiaq, el Peugeot 5008 o el Nissan X-Trail, entre otros, el nuevo modelo alemán -fabricado en México- conserva el aire de familia, pero eleva la línea de capó para mantener las proporciones y monta unas puertas traseras más grandes.

En el interior tampoco hay grandes diferencias, salvo los 5,4 centímetros extra de espacio para las piernas que encontraremos detrás, variables gracias a una banqueta que se desliza longitudinalmente hasta 18 centímetros en dos partes.

Pero resulta optimista hablar de siete plazas. Es más sensato decir 5+2 porque las de la tercera fila son aptas para niños, o para adultos en desplazamientos ocasionales.

Por su parte, la capacidad del maletero presenta 230 litros con el aforo completo, 685 en configuración de cinco plazas -85 más que el Tiguan normal- y llega hasta los 1.760 en caso de máxima necesidad. El amplio portón trasero cuenta con una práctica función manos libres que se activa al mover el pie por debajo del paragolpes, y 20 segundos después se cierra automáticamente.

Bajo el capó

Comparte la gama alta de motores ya conocida en el Tiguan, con potencias que oscilan entre los 150 y los 220 CV en gasolina, o los 150 y 240 CV en ciclo turbodiésel. Salvo la versión de acceso en gasolina, el resto apuesta por la tracción total gestionada por un embrague multidisco que en condiciones normales prioriza la motricidad sobre el eje delantero. También se contempla un asistente con cuatro programas de conducción -Snow, On Road, Off Road y Off Road Individual-, que se combina con otro en el que el conductor puede elegir los modos Eco, Comfort, Normal, Sport e Individual, modificándose el mapa de actuación de motor, cambio DSG, dirección y suspensión electrónica, entre otros.

Tuvimos ocasión de rodar con la versión 2.0 TDI 150 CV DSG7 4Motion y nos convenció porque mueve con soltura un conjunto que parte desde los 1.775 kilos. Además, resulta refinado en marcha, ya que sólo al empezar a circular, con el motor aún frío, nos desvela su naturaleza diésel.

La dotación en materia de seguridad, confort y conectividad no varía con respecto al Tiguan, aunque nuestro protagonista sólo se comercializa con los acabados superiores Advance y Sport.