Si a día de hoy quieres un Porsche 911 Turbo Cabriolet y tienes en la cuenta corriente un mínimo de 218.334 euros no tienes ningún problema. Sólo debes acercarte al concesionario más cercano y elegir si lo prefieres Turbo o Turbo S, en qué color, con qué opciones…
Pero a mediados de los años '90 no era tan sencillo, básicamente porque los chicos de Zuffenhausen nunca fabricaron un Porsche 911 Turbo Cabriolet de la generación 993 como el que tienes ante tus ojos. ¿O si?
Un capricho de Fritz Haberl
Cuando este deportivo fue lanzado al mercado en el año 1994 contaba con versión descapotable de todos sus motores, pero no de la variante Turbo. Fue entonces cuando Fritz Haberl, propietario del concesionario MAHAG Porsche de Múnich sugirió crear esta versión. Los directivos de Porsche le escucharon, pero le pidieron un encargo mínimo de 10 unidades para que entrara en producción. Entonces el propio Fritz encargó 14 piezas para su concesionario y eso teniendo en cuenta que cada una de ellas costaba 240.300 marcos alemanes, que era prácticamente el doble de lo que costaba un Porsche 911 Carrera Cabriolet por aquellos entonces.
Los ingenieros y expertos de Porsche Exclusive se encargaron de su creación y partieron precisamente de un Porsche 911 Carrera Cabriolet al que ensancharon la parte trasera de su carrocería y al que también instalaron el inconfundible alerón posterior de un Porsche 911 Turbo S de la generación 964, con el que esta criatura tiene mucho parentesco.
Con el motor de un 964 Turbo
Y es que para impulsar a estos 14 Porsche 911 Turbo Cabriolet se decantaron precisamente por el motor utilizado en la generación 964, por lo que estamos hablando del corazón M64/50, un bloque Bóxer de 3.6 litros, seis cilindros y un turbocompresor, que estaba refrigerado por aire y que era capaz de generar 360 CV de potencia y 520 Nm de par motor.
Esta unidad es una de esas 14 singulares piezas que nacieron del capricho de Fritz Haberl y que fueron creadas por Porsche Exclusive. Su primer propietario lo eligió en este llamativo color negro, que hace juego con sus llantas de aleación y que contrasta con una capota de lona en tono burdeos. En su interior encontramos cuero de color negro y también molduras decorativas en fibra de carbono que incluso llegan a su volante.
Otra de las particularidades de esta unidad es que cuenta con una singular transmisión manual con embrague pilotado de cinco velocidades que la desarrollaba el especialista RUF, pero que en este caso fue montada por la propia Porsche.
Se dice que ese primer cliente fue Willi Weber, quien fuera administrador del propio Michael Schumacher. Si bien, se deshizo rápido del coche, porque su actual propietario lo ha tenido en su poder desde febrero de 1997 y tan sólo tiene 32.200 kilómetros. Ahora será subastado por los especialistas de RM Sotheby's en el Retromobile de París. Allí esperan recaudar entre 625.000 y 725.000 euros, con lo que te da para unos cuantos Porsche 911 Turbo Cabriolet a estrenar.