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Citroën C4 Cactus 1.2 PureTech 110 EAT6. Viajes a todo confort

En octubre del pasado año, asistimos en París a la presentación de la nueva generación del C4 Cactus, el modelo con el que la marca francesa inició la renovación de su gama y que sentó las bases del estilo de los futuros Citroën. Y si con esa primera generación se pusieron las bases más visibles de lo que será Citroën -nadie puede negar que el diseño de C3, C3 Aircross o el futuro C5 Aircross está inspirado en el C4 Cactus- con esta segunda generación del modelo fabricado en Villaverde, se quiere mostrar la filosofía de futuro de la marca.

Porque Citroën quiere, en cierto modo, volver a sus orígenes; a aquellos tiempos en los que era la marca de referencia en cuanto a confort de marcha… Y a una distancia abismal de sus perseguidores. Eso es lo que nos contaron en octubre, cuando nos explicaban los avances que incorporaba el nuevo C4 Cactus. Dos importantes novedades, aunque son más de sentido común que avances de laboratorio. Porque el sistema de topes hidráulicos de los amortiguadores o los nuevos asientos creados bajo el programa Citroën Advanced Comfort, no parecen, sobre el papel, tecnologías de 'premio Nobel'.

El primero de estos sistemas, según nos explicaron, evita los rebotes bruscos de la amortiguación del coche en firmes en mal estado o en los clásicos badenes de nuestras calles. Y el segundo, utilizando refuerzos puntuales y espumas más densas en la configuración de los asientos mejora el confort de marcha y evita la sensación de cansancio.

Quiere ser referencia en confort

Con estos avances, el C4 Cactus quiere dar un salto de calidad, porque además, en la estrategia de la marca, a este modelo le va a tocar cubrir el hueco del anterior Cactus y también del C4, que dejará el mercado a mediados de este año. Por eso, el C4 Cactus se arma con más argumentos, como una mejor insonorización interior, una calidad de materiales y acabados reforzada, nuevos sistemas de seguridad y ayuda a la conducción -hasta 12 dispositivos tiene disponibles- y la misma capacidad de personalización del anterior Cactus, pues sigue ofreciendo hasta 31 combinaciones diferentes fruto de mezclar colores exteriores con acabados interiores.

Pero lo fundamental de esta apuesta por el confort está en esas novedades comentadas. Y solo hay una manera de confirmar si el nuevo C4 Cactus responde a las expectativas generadas. Y esa forma es probándolo. Para ello nos hemos desplazado hasta Francia, para un recorrido entre Marsella y Mane, en la región de la Provenza. Una rua de cerca de 200 kilómetros que mezcla todo tipo de carreteras: autovías, carreteras convencionales, de montaña… Y buscamos esa comodidad del nuevo C4 Cactus con la versión más cómoda de la gama. Porque el motor 1.2 PureTech de 110 caballos combinado con el cambio automático EAT6 son la combinación más suave y agradable, sobre el papel, de la nueva gama.

Arrancamos y descubrimos un concepto de confort diferente a lo que estamos acostumbrados en las últimas décadas. Porque este Cactus nos recuerda a aquellos CX o GS cuya suspensión tenía una cierta similitud a ir flotando. El Cactus es suave y blando de suspensiones; como si circularas montado sobre un globo inflable. No hay rebotes secos, ni hay dureza de ningún tipo. Todo es, en cierto modo, como dice la promoción del modelo, como moverte en una alfombra mágica.

Asientos con la firmeza justa

Los asientos han ganado en firmeza sin perder ese estilo 'sofá' anunciado en el anterior C4 Cactus. Y se agradece con el paso de los kilómetros, pues esa mayor firmeza se vuelve comodidad cuando evita que te vayas 'hundiendo en un asiento excesivamente blando.

En nuestro recorrido, circulando en rectas o autovías, la sensación es superconfortable, como si fueras levitando un centímetro por encima del asfalto. Y en curvas debes cambiar el chip para entender la nueva filosofía; porque el Cactus es tan suave que esa ligereza de suspensiones se convierte en un balanceo más acusado cuando entramos por ejemplo en zona de montaña. No parece un coche dotado especialmente para este terreno; y eso hace que se muestre más indicado para el que busca un coche cómodo y agradable de conducir por ciudad, carreteras de circunvalación o autovías. Porque en ese ámbito lo borda.

Y más con este motor que es suave y progresivo -volvemos a pensar que es imposible que solo tenga 3 cilindros- y está acompañado de un cambio de convertidor de par que hace una pareja perfecta con el propulsor PureTech. Si acaso una dirección un poco más dura le hubiera ido bien y unos frenos de disco atrás. Pero como su filosofía es más la de disfrutar de un viaje apacible y cómodo -aunque puede ser a buen ritmo- tampoco nos chirria esa dirección un poco liviana.

Lo que propone, por tanto, este nuevo C4 Cactus es cambiar un poco la filosofía. Posiblemente no pueda competir en ese comportamiento dinámico con un aire un poco picante y deportivo de sus rivales. Pero tampoco estos serán capaces de dar una respuesta concreta a ese confort de marcha que Citroën quiere recuperar en sus modelos y del que este C4 Cactus es el primer avance. Y en eso, en confort de marcha, este Cactus cumple con nota.