Tras la llegada del C3 Aircross, que es un SUV en toda regla, Citroën llama 'berlina' a su C4 Cactus, cuya primera generación desempeñaba un rol de 'crossover' al que ayudaba su imagen desenfadada, donde los Airbump laterales eran seña de identidad. Pero con la metamorfosis del C4 Cactus, que sigue fabricándose en Madrid, esas protecciones pierden relevancia -van más bajas y son más pequeñas- y el coche esgrime un aire más 'convencional', con una longitud de 4,17 metros que, a nuestro juicio, le coloca entre el segmento B, con utilitarios como el Citroën C3, y el C, con compactos como el Citroën C4.
Más allá de la adopción de esa imagen formal, el C4 Cactus evoluciona en varios capítulos, y eso permite hablar de profunda remodelación. Plataforma y carrocería no cambian, pero sí el diseño frontal, las ópticas traseras, el portón, los paragolpes… Hay mejoras 'invisibles' para ganar confort -ver cuadro- y las posibilidades de personalización siguen siendo muchas: 31 combinaciones exteriores a partir de 9 colores de carrocería y 4 Packs Color, así como 5 ambientes interiores. Y llegan nuevos asistentes de seguridad.
Lástima que no se haya aprovechado para paliar detalles criticados en el anterior modelo, como las ventanillas traseras con apertura de compás -elemento muy 'low cost' si entendemos el C4 Cactus como 'berlina'-, el techo acristalado sin cortina parasol -la marca aduce que ya tiene una alta protección térmica, pero sigue ofreciendo como accesorio unos estores para dar respuesta a los 'desconfiados'- o un salpicadero minimalista basado en una instrumentación digital simple y una pantalla táctil central que agrupa múltiples funciones y reduce al mínimo el número de botones; lo que no nos convence.
Sí es cierto que progresa la sensación general de calidad en su amplio interior, y hay más refinamiento. Al sentarnos, percibimos que, en efecto, las butacas son más cómodas para conducir, pues ganan firmeza y no recuerdan tanto como antes al sofá de casa. Entre eso y que el coche está mejor aislado, el confort crece. Con mención especial para los nuevos amortiguadores -las suspensiones clásicas tienen un amortiguador, un muelle y un tope mecánico, pero en los PHC de Citroën hay dos topes progresivos, uno de expansión y otro de compresión-, que se traducen en un rodar más suave, pues filtran mejor el asfalto rizado y no genera tanto rebote sobre los grandes baches.
Novedad también en el C4 Cactus es el motor PureTech 130 de gasolina, que proporciona unas prestaciones estupendas ayudado por su buena respuesta y la ligereza del conjunto, determinante para conseguir consumos mínimos.
En cuanto a precios –desde 14.900 euros incluyendo el descuento-, destaca por su equipamiento la serie limitada Cool&Comfort: 15.990 euros si monta el PureTech 110 y 16.990 con el BlueHDi 100. Pero sólo hay 260 unidades…
Citroën Advanced Comfort. Amortiguadores, y mucho más
La marca francesa lleva tiempo aplicando el programa Citroën Advanced Comfort, que agrupa mejoras dirigidas a hacer más cómodos todos sus vehículos. Y el nuevo C4 Cactus se convierte en referente de esa filosofía, pues como primicia en Citroën adopta en sus asientos una nueva espuma de alta densidad y 15 milímetros de grosor que aumenta la comodidad, refuerza la sujeción y evita su hundimiento tras varias horas al volante. Clave también es la labor de aislamiento insonorizante, pues el C4 Cactus usa cristales más gruesos y parabrisas acústico, juntas de estanqueidad en todas las piezas que se abren y más material absorbente en salpicadero y suelo del habitáculo. Y la guinda, los amortiguadores progresivos hidráulicos PHC (Progressive Hydraulic Cushions), que debutan en Europa tras su estreno en el C5 Aircross lanzado ya en China.