Preocuparse periódicamente del vehículo para evitar deterioros, que pueden causar más de un susto a nuestra integridad o bolsillo, parece una asignatura pendiente de los conductores españoles, que olvidan las revisiones recomendables y obligatorias, incluso cuando van a emprender un viaje. Desplazamientos de largo recorrido ante los que debería resultar imprescindible un chequeo previo, porque un gran número de conductores, no cumple el calendario de revisiones prescrito por los fabricantes en función de los kilómetros recorridos. Ocurre a pesar de que la obligación del conductor es mantener su vehículo en las mejores condiciones posibles, tanto por la prevención de accidentes, como por las averías graves y costosas, que evita un coche en buen estado. Y entre esos imprescindibles, un seguro lo más adaptado posible a tus necesidades, como los todoriesgo con franquicia que evitan gastos innecesarios, pero cubre lo fundamental.
Los imprescindibles más fáciles de mantener en forma
Ver y que nos vean, así como informar sobre nuestras intenciones es sinónimo de seguridad, de ahí la importancia de contar con iluminación y señalización en perfecto estado. Además, son sistemas que la normativa exige mantener en condiciones óptimas. Para asegurarnos de que funcionan correctamente la recomendación es repasar una vez al mes las luces de posición, cruce, carretera, y antiniebla. Repaso en la que no se deben olvidar intermitentes e indicación de freno y marcha atrás.
Comprobación que se complementa con la limpieza de la superficie exterior de las ópticas. Y un consejo fundamental: a la menor irregularidad que se detecte consultar a un especialista que pueda solventar el problema con rapidez.
También realizable por el propio usuario es la comprobación de que los neumáticos están en buen estado. Son el nexo de unión entre el vehículo y la carretera, lo que los convierte en elementos fundamentales para la seguridad. Las presiones aconsejadas por el fabricante, desgaste uniforme, ausencia de vibraciones y ruidos son puntos a tener en cuenta, que se comprueban con facilidad y se deberían verificar una vez al mes o cuando de va a emprender un largo viaje.
Asimismo hay que acudir al especialista para conocer mejor el estado de las ruedas cuando han pasado cuatro años desde que se pusieron es casi de obligado cumplimiento; se debe hacer una vez al año por debajo de los 14.000 kilómetros anuales, periodo que se debe acortar si el recorrido es superior.
En el listado entran las escobillas limpiaparabrisas, que colaboran especialmente en la prevención de accidentes, puesto que barridos defectuosos y evacuación incorrecta del agua pueden provocar unos segundos sin visión vitales para la vida de ocupantes o peatones. Zonas con restos de agua, empañados raros, ruidos o saltos en su recorrido son indicativos de que hay que efectuar el cambio. Aunque no ocurran esas irregularidades, es bueno realizar la sustitución cada año al finalizar el verano, puesto que el sol y las altas temperaturas son sus grandes enemigos.
El aceite siempre en su nivel
Comprobar el nivel del aceite es otra tarea fácil y fundamental, pues puede evitar sustos y gastos para para el bolsillo dado que la función de los lubricantes es proteger las piezas del motor. Nunca sobra comprobar cada 1.500 kilómetros, más o menos, que el nivel no ha bajado demasiado, como nunca hay que olvidar la regla de oro de utilizar el mismo producto si es necesario rellenar. Regla de oro también es no realizar la revisión del aceite en caliente: hay que hacerlo siempre cuando el motor está en frío y el coche estacionado en terreno llano.
En cuanto al cambio total, los talleres recomiendan realizarlo cada 15.000 kilómetros, aunque hoy en día hay vehículos en los que se puede alargar hasta los 30.000 km. Y eso si, optar siempre por el tipo de lubricante aconsejado por el fabricante del coche al ser adecuado respetar las especificaciones técnicas. La atención a los lubricantes debe estar unida a la comprobación del agua del limpiaparabrisas, los líquidos de freno o el refrigerante. Este último especialmente imprescindible en invierno.
Amortiguadores y frenos: garantía de seguridad
El sistema de amortiguación no es una parte del automóvil cuyo deterioro sea fácil de detectar, pero si es un componente sumamente importante para el confort y la seguridad (integran el «triángulo de la seguridad» con neumáticos y frenos). Su correcto funcionamiento depende del estado de la carretera, lo cargado que va el vehículo, el kilometraje y los efectos de desgaste, como el frío y la humedad. Todo ello auspicia una reducción progresiva de la eficacia hasta que dejen de funcionar correctamente. Desgaste imperceptible, que aconseja revisiones periódicas cada 20.000 kilómetros.
En cuanto a los frenos es importante valorar las anomalías en el comportamiento del vehículo cuando se pisa el pedal, variaciones que no se detectan con facilidad cuando el deterioro es progresivo. Por eso resulta especialmente importante que un especialista comprueba el sistema de frenado al menos una vez al año.
Filtros y correas de distribución
Si se realizan las revisiones rutinarias de mantenimiento, los filtros y correas se cambian cuando les toca el turno. Sin ese control periódico, se deben seguir escrupulosamente las indicaciones del fabricante para la correa de distribución. Su desgaste, prácticamente indetectable, puede conducir a una rotura con la consiguiente cara y grave avería del motor. Por ello, es imprescindible reponerla en base a los intervalos especificados por el constructor del vehículo.
Si se trata de los filtros, el de aceite es imprescindible reponerlo cuando se cambia el lubricante del motor. En cuanto al del aire, se debe revisar en los mantenimientos estándar, puesto que su durabilidad depende mucho de los lugares por los que se circula, dado que tienen en el polvo su principal enemigo. Si los trayectos no abusan de terrenos polvorientos o con mucha suciedad, lo adecuado es reponerlos una vez al año.
Garantizar la salud del motor es el trabajo fundamental del filtro de combustible, que deben ser controlado con cada operación de mantenimiento. Y en cuanto a los filtros del habitáculo, la recomendación es reponerlos anualmente salvo que, como ocurre con el del aceite el terreno que se pisa frecuentemente es polvoriento o con mucha suciedad.
Escape y catalizadores
Imprescindible la revisión de los catalizadores a los 60.000 kilómetros por si es necesario cambiarlos. Su deterioro depende de muchos factores, se justifica ese control de un elemento del automóvil que deja de cumplir su función protectora del medio ambiente a los 80.000 kilómetros.
En cuanto al escape, que debe reducir las emisiones contaminantes y el ruido de los gases que expulsa el motor, el deterioro se precipita cuando se circula por ciudad, recorridos cortos y sobre firmes irregulares. La falta de potencia del motor y el incremento del consumo de aceite indican si hay fugas o corrosión en el escape.
La seguridad del seguro
Y como colofón, no olvidar el seguro que, además de ser obligatorio, aporta tranquilidad al dejar en manos de la aseguradora los problemas derivados de accidentes o averías. Mucho más cuando la cobertura contempla asistencia en viaje o coche de sustitución. A la hora de contratar el seguro y una vez claro si queremos un todo riesgo o terceros, se debe meditar la elección de las coberturas que se añaden a los obligatorios Responsabilidad civil y seguro del conductor, porque cuando el incidente se presenta resulta más fácil hacer frente al problema si se cuenta con una compañía y una cobertura. Elección en la que el perfil del asegurado, la utilización del vehículo y los conductores que se ponen al volante son parámetros importantes. De ahí las pólizas a medida, como los todo riesgo con franquicia que ofrecen algunas aseguradoras y cuyo objetivo es evitar gastos innecesarios, proporcionando la póliza más adecuada y el precio más ajustado.