En el competido segmento compacto no hay ni un minuto para relajarse. El Peugeot 308 lo sabe, y más allá de los inevitables ajustes estéticos, en su última puesta al día lo más llamativo ha sido la incorporación del nuevo propulsor 1.5 BlueHDi de 130 CV, en sustitución del 1.6 BlueHDi de 120 anterior, además de la caja automática de ocho relaciones, ya disponible también con esta motorización.
No se trata de un capricho sin más. Las nuevas exigencias medioambientales obligan a buscar soluciones continuamente, sobre todo en materia diésel. Y nuestro protagonista cumple ya con la exigente norma Euro 6d que entrará en vigor en 2020.
Esto puede plantear dudas a más de uno sobre su rendimiento. Nada más lejos de la realidad. Con menor cilindrada se obtiene más potencia y se registran unas prestaciones más brillantes, aunque las diferencias no han sido demasiado significativas. Y con la gasolina ganando adeptos día a día, otra duda sana sería compararlo con la variante 1.2 PureTech, también con 130 CV y caja manual. Lo cierto es que tanto en aceleraciones como en recuperaciones hemos registrado un empate técnico, con apenas tres décimas de segundo arriba o abajo.
Lo que más nos agrada del nuevo propulsor es el tacto general que brinda y su refinamiento y progresividad en marcha; tanta, que a veces no parece que 'corra' debido a que incrementa la velocidad de una manera muy lineal.
Nueva caja manual de seis relaciones
Los 130 caballos de nuestro protagonista se gestionan por medio de una caja manual de seis relaciones, también de nueva factura. Preciso en el tacto de la palanca, apenas llegan vibraciones al interior, y sólo cuando pisamos con energía el acelerador, o al ralentí, delata su naturaleza diésel.
La capacidad de trabajo de este bloque 1.5 BlueHDi es sobresaliente incluso por debajo de las 1.500 rpm. Por las 'bravas' acariciaremos las 5.000, pero no compensa forzar tanto porque apenas obtendremos premio extra en cuanto a rendimiento, y sí se disparará, por contra, el consumo.
En este último aspecto las cifras registradas son atractivas cuando no se fuerza el motor, pero, como suele ocurrir cuando se aplica el 'downsizing', cuando se le exige, el consumo se dispara algo. Por eso brilla a 90 km/h y ya no es tan atractivo a 140 km/h. No obstante, los 5,4 litros de media consumidos en la prueba nos permiten acariciar los mil kilómetros de autonomía.
El 'particular' puesto de conducción i-Cockpit no gusta a todo el mundo, pero confieso que me encuentro cómodo en ese escenario de volante pequeño y en posición baja. Donde sí existe unanimidad es a la hora de valorar la excelente dinámica del 308. No será el más ágil del segmento, ni el más confortable, pero resulta predecible y estable en curva. Y para rematar, ha frenado de lujo -35,8 metros desde 100 km/h-, apoyado en unos generosos neumáticos 225/40 ZR18 opcionales, y que seguro incrementaron en alguna décima nuestros consumos.
La clave
Si lo comparamos con el anterior 1.6 BlueHDi de 120 CV, es mejor rodador porque 'anda' más, y lo hace de una manera tan refinada y progresiva que no da la sensación de hacerlo. No bate records en consumo, pero se mueve de manera ágil, está bien hecho y bien equipado. Uno de los 'gallitos' del segmento.