Alfa Romeo está cogiendo velocidad a base de modelos como el Giulia o el Stelvio, más aún en sus versiones Quadrifoglio. El último en llegar se convierte en el SUV más rápido y dinámico de su segmento.
Tres son los pilares en los que se apoya este 'supercar': diseño, rendimiento y tecnología. El alma del vehículo es el propulsor 2.9 V6. Presume de cárter seco, dos sistemas de refrigeración -uno para el bloque y otro para los intercoolers- y añade un sistema que permite desactivar automáticamente una bancada de cilindros para resultar más eficiente.
Se gestiona por medio de un cambio automático ZF de ocho relaciones capaz de cambiar en sólo 150 milísemisas de segundo, y toda esa caballería se transmite por medio de la tracción total Q4, que en condiciones normales envía la totalidad del par al eje trasero, aunque puede llegar a transferir hasta un 50 por ciento a las ruedas delanteras si es necesario.
Diferencial trasero con función Active Torque Vectoring
Dinámicamente añade un diferencial trasero con función Active Torque Vectoring de serie, suspensión variable y un modo de conducción Race que desconecta totalmente la electrónica. Mantiene, además, los modos Dynamic, Natural y Advanced Efficiency.
La dirección resulta superdirecta y se ha conseguido firmar un peso de 1.830 kilos, el más liviano entre sus rivales. Además, el reparto de pesos es perfecto: 50/50.
Nos ha sorprendido su dinámica en carretera y, sobre todo, en circuito por su excelente motricidad y sus maneras, más sólidas que las del Giulia Quadrifoglio; pero menos divertidas. Sólo los frenos de serie -en opción pueden ser carbocerámicos- y los neumáticos empezaron a dar síntomas de fatiga tras 20 minutos de uso intensivo en el trazado de Ascari; algo que es lógico.
Su excelente rendimiento, exclusividad y una dotación de serie supercompleta justifican su precio: 104.000 euros
