En muchos aspectos, el año 1968 fue un año tumultuoso y de grandes cambios sociales en todo el mundo. Fue el año de la Primavera de Praga (cuando comenzaron a resquebrajarse los primero muros del Telón de Acero, lo que llevó a los tanques rusos a invadir Checoslovaquía), el año en el que la crudeza de la Guerra de Vietnam llegó a su apogeo; el año del asesinato de Martin Luther King y de Robert Kennedy o del primer trasplante de corazón realizado por el doctor Barnard. También, por supuesto, el año del Mayo del 68 francés; ese movimiento que expresa inconformismo y que puede considerarse como el punto de partida de la nueva sociedad.
También es el año del Seat 124, el modelo con el que la firma española daba respuesta a las necesidades de la incipiente clase media que empezaba a florecer en nuestro país. Porque el 124 fue a los años 70 lo que hoy es el Seat Ateca; el coche preferido por esa nueva clase social que empezaba a vivir de manera floreciente en la época del desarrollismo; en la época en la que España empezaba a abrirse a las nuevas tendencias que venían de Europa.
El 124 completaba la gama
Seat creaba, de esta manera, una gama al completo con el Seat 600 como escalón de entrada, con el 1500 como modelo de más porte y entre medias, este moderno sedán compacto de tres volúmenes, con altos estándares de seguridad para la época y unas dimensiones y capacidades que se adaptaban como un guante a las necesidades de una familia española tipo. Era el segundo paso en la revolución iniciada por el Seat 600. El 124 ofrecía amplitud y confort desconocidos para la época para los usuarios del 600; y no tenía mucho que envidiar a lo que ofrecía el más grande y ostentoso 1500.
Construido bajo la configuración de 3 volúmenes, el 124 ofrecía espacio para cinco ocupantes y un maletero que con sus 385 litros de capacidad daba respuesta a las necesidades de espacio de una familia media. Era, como se definió entonces, el 'coche del sentido común' por su gran habitabilidad interior en una carrocería de solo 4 metros de longitud. Unas medidas que gracias a lo ligero de su peso le permitían ofrecer unas prestaciones muy interesantes. Solo pesaba 855 kilos y contaba con un motor de baja cilindrada -1.197 centímetros cúbicos con 60 caballos de potencia.
El 124, como coche de una era moderna, destacaba por incorporar innovaciones técnicas no habituales en la época, como el cigüeñal con cinco apoyos frente a los tres habituales o la incorporación de cuatro frenos de disco, que multiplicaban la potencia de frenada respecto lo que se estilaba hace 50 años. Además, era, posiblemente el primer coche de la época pensado para viajar sin tener que diseñar la ruta del viaje. Porque con sus 39 litros de capacidad del depósito de combustible ya no era necesario ir buscando una ruta que pasara, necesariamente por una gasolinera. Esos 39 litros (45 en la versión familiar) garantizaban una autonomía de más de 450 kilómetros (el consumo combinado ascendía a 8,5 l/100 km). Esos son avances ya disponibles desde el año 68 en el primer 124. Pero a lo largo de su historia sumó más: por ejemplo fue el primer modelo fabricado en España que contaba con cambio de cinco velocidades.
Por menos de 900 euros de los de hoy
Y como hablábamos de un coche que quería entrar en la modernidad, el precio también era de otra época. Porque costaba prácticamente el doble que el Seat 600 -144.432 pesetas (con impuestos) frente a las 74.592 pesetas que valía el 'pelotilla'- pero esa diferencia de precio compensaba porque con el 124 una familia media española ya daba una 'imagen europea'; no en vano este 124 era la traslacion a España del Fiat 124 que también triunfaba en Italia. Tener un 124 era el primer paso para sentir la pertenencia a la clase media europea.
En los 14 años de vida del coche, esas características conquistaron desde el principio a la crítica y la prensa especializada y también a los usuarios. El 124 logró tres veces a lo largo de su historia, durante 3 años consecutivos, el premio al 'Coche del Año en España': en 1968 otorgado al 124; en 1969 al 1430 y en 1970 al exclusivo 124 Sport Coupé 1600. Es cierto que en aquellos años no había la variedad de modelos en el mercado que ha habido después; pero esa hazaña de que un mismo coche gane tres años seguidos un galardón de este tipo difícilmente se repetirá.
Si la crítica le otorgaba premios, los usuarios lo premiaban con unas cifras de ventas sobresalientes. Entre 1968 y 1981 se fabricaron 896.364 unidades, un dato que lo convirtió en uno de los grandes éxitos de Seat y en un superventas del mercado. Porque el modelo de Seat se aprovechó de que sus rivales, como el Renault 12 o el Citroën GS, se demoraron un poco más en el tiempo; y esos meses en los que no tenía rivales en el mercado le sirvieron para consolidarse entre las preferencias del público.
A ello también ayudó de manera muy importante que con el 124 Seat inauguró el concepto de gama; de familia de modelos. Porque fue el primer caso en España en el que, de un mismo desarrollo salían diferentes opciones de carrocería y de concepto. El origen fue el 124, uno de cuyos modelos tiene el honor de encarnar la cifra de un millón de Seat producidos. Un año después, la marca lanza el 1430, que con la misma carrocería (salvo unos cambios estéticos en un frontal de cuatro faros cuadrados frente a los dos redondos del 124), la misma plataforma y mecánica ofrecía 10 caballos más de potencia -70- para una versión de aire más refinado y deportivo.
Sport Coupé 1600: el 124 deportivo
De ambos llegarían también versiones familiares -denominadas entonces de 5 puertas, aunque conocidas popularmente como 'rancheras'- que combinaban a la perfección el uso como vehículo de pasajeros y también como coche de trabajo, gracias a la gran capacidad de carga de un maletero al que se accedía a través de un práctico y amplio portón posterior. De estas versiones familiares son muy recordadas las dedicadas al uso como ambulancia y también la versión especial del 1430 familiar que se preparó expresamente para la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil.
Y la guinda de la gama vino con el modelo aspiracional de la gama del 124. El 124 Sport Coupé 1600, que con una llamativa carrocería de coupé clásico con cuatro plazas era el modelo que representaba el cambio social que se estaba produciendo en España. Fue el primer modelo fabricado en España que contaba con 5 velocidades y su motor de 110 caballos ofrecía unas muy respetables prestaciones, como los 180 km/h de velocidad máxima (más tarde llegó con motor 1800, 118 caballos y 185 km/h).
Esa gama fue renovándose con el paso del tiempo, para seguir cosechando éxitos. En 1971 se lanza el 124 D, más refinado y que incluía elementos como doble circuito de frenos o neumáticos radiales. Dos años más tarde se sigue refinando la gama, por arriba, con el 124 LS que elevaba su potencia hasta los 65 caballos y se ponía, en cuanto a equipamiento, al nivel del 1430. Este estrenaba en 1973 una versión con 75 caballos. Pero la gran novedad era el 1430 Especial 1600, más conocido por el público como FU 00, por las letras de identificación del chasis. Con 95 caballos apostaba por un comportamiento deportivo que le llevó a ser homologado para rallys. Con él se derribó otro muro, pues este modelo permitió a la marca española conseguir sus primeros éxitos internacionales en competición, con el tercer y cuarto puesto en el Rally de Montecarlo de 1977.
Fabricado en Pamplona
En 1975 se renueva el 124 D, que pasa a fabricarse en la factoría de Landaben en Pamplona. Una fábrica que Seat había comprado a AUTHI (Automóviles de Turismo Hispano Ingleses) para salvaguardar la plantilla de la factoría navarra. Durante esos años, y hasta 1980 en que cesa definitivamente la producción del 124, el modelo se fabricó tanto en Zona Franca como en Landaben, siendo el 124 D 2000 (FL 90) con motor de 2 litros de cilindrada, 114 caballos y 180 km/h de velocidad máxima, el tope de la gama de los modelos fabricados en Pamplona.
Para celebrar ese 50 aniversario, la marca española organizó una ruta por carreteras de Guadalajara en la que volver a ponernos al volante de una selección de aquellos 124 que nos enseñaron qué era aquello de la 'movilidad'. Un modelo de la primera generación; un 124 D LS, un 1430 Ranchera y un 124 FL 90 Pamplona formaban una comitiva que abría un 124 D Sport Coupé. Un viaje al pasado en el que pudimos recordar cómo eran aquellos viajes de hace más de 40 años, en las que descubríamos España a través de carreteras convencionales; donde el trayecto y el viaje tenían sentido más allá de ir de un lugar a otro de la forma más rápida y cómoda posible, tal como descubrimos con la llegada de las autovías.
El recorrido, por carreteras comarcales y locales nos trasladó, inmediatamente a aquellos años. Y los coches, perfectamente cuidados por el departamento de Coches Históricos de Seat, nos volvieron a recordar cómo se conducía en aquellos años. La corrección casi permanente sobre el volante para mantener la trazada correcta, el cuidado al medir la frenada pues el sistema de frenos -avanzado para la época- palidece ante lo que se utiliza en la actualidad; incluso los cinturones de seguridad, que en aquella época no eran obligatorios y llevaba unos similares a los de los aviones, daban cuenta de la tremenda evolución de los automóviles en nuestro país en estos 50 años. Una historia en la que el Seat 124 ha sido protagonista destacado.