La nueva Serie 60 de Volvo, que comparte la plataforma SPA con los modelos grandes de la casa -S90, V90 y XC90-, dió su primer paso en 2017 al aparecer el XC60, y ahora vive otro episodio de la mano del V60, familiar de 4,76 metros -el anterior medía 4,64- que, en contra de lo que suele ocurrir, se anticipa a la variante sedán, pues el nuevo S60, fabricado en Estados Unidos desde el próximo verano, no vendrá a Europa hasta 2019. Y aún más tarde se sumará a la oferta un 'casi' confirmado V60 Cross Country.
Pero nos centraremos por ahora en el V60, producido en Bélgica en la misma planta que el XC40 y que desembarca en España en junio -ya se aceptan pedidos-, con precios que arrancan en los 42.283 euros del D4 Momentum con cambio manual; aunque un mes después llegarán las versiones D3 de 150 CV, con facturas desde 39.683 euros. Y antes de acabar el año habrá más para elegir, pues Volvo añadirá el acabado R-Design -único con levas en el volante- y una terminación básica que permitirá ahorrar de 2.000 a 3.000 euros, así como nuevas motorizaciones y combinaciones mecánicas: D3 AWD, un T5 de gasolina con 253 CV y las dos variantes híbridas enchufables Twin Engine AWD, con 340 CV en el T6 T.E. y 390 en el T8 T.E., cuyos valores provisionales, sorprendentemente, son idénticos, ya que se anuncian 45 kilómetros de alcance eléctrico, gasto de 2,1 l/100 km, paso de 0 a 100 km/h en 4,8 segundos…
Probamos dos versiones
Hasta que podamos probar todo eso nos 'conformaremos' con los dos primeros V60 disponibles, que acabamos de conducir por autopistas, ciudades y carreteras de Barcelona y Tarragona. Hablamos del diésel D4 de 190 CV, con tracción delantera y cambio automático, y del T6 de gasolina de 310 CV, ligado a la tracción total y a la misma caja automática de 8 marchas, carente de levas en los acabados Momentum e Inscription.
Y ambos nos han convencido por prestaciones. Como es lógico, el T6 AWD es más rápido, y tiene un tacto más deportivo, pero su gasto real es sensible al tipo de uso, y será fácil irse por encima de los 10 litros. Por contra, el D4 se mantiene siempre en cifras de moderadas -nuestro test a ritmo 'alegre' no es buena referencia para dar promedios realistas-, y el rendimiento general es mejor, a igualdad de mecánica, que en el XC60, porque el V60 es más ligero y aerodinámico. De hecho, ya vemos este V60 D4 como un familiar 'todo uso' ideal, pues anda más que suficiente y es agradable. Y el motor parece mejor aislado que en el XC40, al que criticamos su rumorosidad en frío.
No nos gusta, eso sí, que el cambio automático no engrane la octava cuando elegimos el modo Dynamic; uno de los cuatro que podemos seleccionar. Y ya que hablamos de críticas, tres más: el voluminoso túnel central trasero -incomodará al quinto ocupante-, la altura exagerada de la consola que separa a conductor y acompañante, y algún detalle de acabado como las bolsas de las puertas sin forro, llamativa excepción en un conjunto de gran calidad, tanto por materiales como por terminación.
Estupendos también son el confort general de marcha, el agrado de conducción -asientos magníficos-, el comportamiento sea cual sea el tipo de vía -en Dynamic, la dirección debería tener un tacto más firme- o la tecnología de seguridad, que incluye un estreno: el City Safety, de serie, activa ahora también el frenado automático en caso de colisión frontal. Y la guinda, por supuesto, un maletero de 529 litros que le acerca mucho en esa parcela al enorme V90.