Citroën ha tardado en contar con un SUV de talla media -el C5 Aircross mide 4,50 metros de largo por 1,84 de ancho y 1,67 de alto, y tiene una batalla de 2,73 metros-, pero la espera ha merecido la pena, pues su C5 Aircross llega a las tiendas a finales de año -se habla de diciembre, o de enero de 2019- con atributos relevantes, como una amplitud y una versatilidad en línea prácticamente con las de un monovolumen. De hecho, la marca cree que podría cautivar a clientes que hasta ahora se decidían por el C4 Picasso -rebautizado C4 SpaceTourer hace unos meses-, que seguirá a la venta pero con una gama más limitada. En cambio, el Grand C4 SpaceTourer sí mantendrá una oferta extensa, pues será el modelo dirigido a quienes busquen un vehículo de siete plazas, pues no está previsto un C5 Aircross largo y con tres filas. Lástima.
El modelo de Citroën recurre a la plataforma EMP2, común a otros SUV del grupo PSA en este segmento como los Peugeot 3008 y 5008, el DS 7 Crossback o el Opel Grandland X. En realidad, todo esto ya lo sabíamos porque el C5 Aircross vió la luz el año pasado, aunque se tratase de la versión fabricada en y para China. La imagen no varía, destacando ese frontal con ópticas a dos niveles -tres si contamos las luces antiniebla- que se ha convertido en sello de la casa -C3 Aircross, nuevos C3, C4 Cactus y Berlingo…-, unos estilizados Airbump en la parte inferior de las puertas o, ya en la zaga, las originales ópticas con cuatro módulos led. Y por aquí y por allá -morro, lateral y barras de techo- inserciones de color que el cliente puede personalizar. En cuanto a las llantas, habrá de 17, 18 y 19 pulgadas, pero la marca aún se reserva pequeños cambios de diseño -el entramado de radios ganará superficie para reducir los huecos- de cara a optimizar la aerodinámica en una puesta a punto que aún se está ultimando, previa al inicio de la producción en la planta gala de Rennes-La Janais.
Pretende ser el SUV más cómodo de su clase
Porque los C5 Aircross que hemos podido conducir en París -una toma de contacto 'literal', durante sólo un kilómetro y a baja velocidad- aún eran prototipos, montados casi a mano. De ahí que pospongamos nuestro habitual cuadro sobre puntos que 'nos gustan' o 'deben mejorar' hasta un test más real, que tendrá lugar seguramente en otoño. Y es que los acabados aún no eran los definitivos -sí se sabe que habrá cinco ambientes a elegir, tres de ellos con tapicería de piel- y la suspensión todavía no tenía los tarados definitivos; aunque se priorizará el confort, pues Citroën quiere que sea el SUV más cómodo de su clase y para ello recurre a los nuevos Amortiguadores Progresivos Hidráulicos -utilizados ya en el nuevo C4 Cactus- para crear lo que llaman 'efecto de alfombra voladora'. Quizás sea una impresión prematura, pero a nosotros nos pareció que el tarado de muelle y amortiguador pecaba de excesivamente suave.
En cualquier caso, este primer ensayo sí nos ha servido para verificar las dotes como vehículo familiar del C5 Aircross, pues el habitáculo -ver cuadro- es tan versátil como amplio -los diseñadores nos contaban que aún ganarán 15 milímetros extra para las rodillas en la segunda fila trabajando sobre los respaldos delanteros-, brillando sobre todo las cotas de anchura y altura al techo, que le definen como un buen coche para cinco adultos. Hay bastantes huecos donde guardar cosas y el puesto de conducción es cómodo y ergonómico, empezando por una posición al volante alta, siguiendo por una instrumentación digital configurable y terminando por una pantalla táctil central que agrupa las principales funciones. Además, los cristales delanteros son de espesor doble y se ha mimado el aislamiento del vano motor, de cara a bajar al máximo la sonoridad.
Y veinte son los dispositivos de ayuda a la conducción previstos, destacando por novedoso el Highway Driver Assist, que combina varios sistemas para gestionar la conducción de manera semiautónoma de nivel 2. O el Grip Control, que permite optar entre cinco modos -Normal, Todocamino, Nieve, Arena y ESP Off- según sea la superficie por la que circulamos, pues el C5 Aircross no ofrecerá tracción a las cuatro ruedas, solución reservada a la versión híbrida enchufable -60 kilómetros de alcance en modo eléctrico- prevista para finales de 2019. Hasta entonces, mecánicas diésel BlueHDi -1.5 de 130 CV y 2.0 de 180- y de gasolina PureTech -1.2 de 130 CV y 1.6 de 180-, que pueden asociarse al cambio manual de seis marchas -las dos mecánicas de 130 CV- o al automático EAT8 de ocho, dotado de levas y disponible en todos los motores, salvo para el PureTech 130.
Espacio y versatilidad. Un modelo a seguir
Los diseñadores de Citroën han adaptado el interior del C5 Aircross a los gustos europeos. Para empezar, todos los niveles de acabado, a excepción del básico, montarán los nuevos asientos Advanced Confort, con un mullido más grueso y filtrante en las cinco plazas. Y toda la gama se beneficiará de una segunda fila muy modulable, compuesta por tres butacas independientes de la misma anchura -en China equipa banqueta normal con respaldo dividido en dos secciones asimétricas-, de modo que podemos ajustar por separado cada asiento, desplazándolo longitudinalmente hasta 15 centímetros o plegándolo, e incluso variando la inclinación del respaldo entre 19 y 26,5 grados. Pero no se pueden desmontar, algo que sí permite el asiento opcional VarioFlex del Skoda Karoq. Por otro lado, el nuevo SUV de Citroën propone el maletero más grande del segmento: 580 litros con las cinco plazas en uso -o 720 si avanzamos al máximo la segunda fila-, y 1.630 litros cuando abatimos las tres butacas y creamos un suelo plano de 191 centímetros de longitud.