Semanas atrás probábamos el renovado 308 con el motor 1.5 BlueHDi de 130 CV y el cambio manual, y las conclusiones fueron muy buenas: tacto general agradable, refinamiento en marcha… Pero ahora sometemos esa combinación mecánica a un test más duro, pues bajo el capó del 5008este diésel debe mover 250 kilos extra, una carrocería más voluminosa y un máximo de siete ocupantes. ¿Reto excesivo?
Lo milagros no existen, y 130 caballos contra 1.505 kilos -al usar la plataforma EMP2, el 5008 se asegura una loable ligereza en comparación con sus rivales- da como resultado una relación peso/potencia de 11,6 kg/CV, que no es para tirar cohetes. Pero son 10 CV más que en el 1.6 anterior, y el par máximo sigue siendo de 30,6 mkg pese a la reducción de cilindrada, de modo que el empuje no es tan modesto. No hay que dejarse desanimar por los 12,7 segundos que anuncia en el paso de 0 a 100 km/h; y no tanto porque en la práctica haya dejado el registro en 12,4 segundos, sino porque el rendimiento, refiriéndonos a sensaciones, es mayor; sobre todo al activar el modo Sport. Hay agrado y cierto dinamismo a poco que no dejemos caer el motor de 1.600 rpm, pues entre ese régimen y las 4.000 la energía aparece con progresividad -no entendemos lo del cuentavueltas hasta 6.500 rpm y la zona roja desde 5.000-. Y con unos desarrollos de cambio algo más cortos en quinta y sexta ganaría brío. Más que nada, para no tener que tirar tanto de la cuarta en adelantamientos por carretera: en esa marcha, tarda 9,3 segundos para pasar de 80 a 120 km/h, frente a los 12,1 segundos en quinta y los ya excesivos 16,8 en sexta.
A cambio, este 5008 BlueHDi 130 nos regala un confort de marcha encomiable -67,8 decibelios a 120 km/h, cuando al Audi Q5 de la página 16 le medimos 68,2- y un consumo aquilatado: 6,4 l/100 km reales. Si pensamos que se trata de un SUV de 4,64 metros, con siete plazas de serie y un maletero de 702 litros, muchos verán en él algo así como el familiar idóneo. Sobre todo si damos más prioridad al ahorro -llama la atención lo poco que gasta en ciudad- y a la economía -el GT Line probado baja ahora de 34.150 a 33.150 euros, pero con acabado Active cuesta 29.700 euros y se queda ahora en 28.000- que a las prestaciones puras.
Además, el 5008 despunta por calidad general, equipamiento, amplitud -anchísima segunda fila de 141 centímetros- o versatilidad, aquí con dos ejemplos claros: las dos butacas de la tercera fila pueden extraerse -ganamos 60 litros para carga- y la segunda fila está formada por tres asientos que, de forma independiente, se desplazan 12 centímetros, permitiendo aumentar el maletero, con cinco plazas en uso, a 780 litros.
El comportamiento redondea el conjunto: facilidad de conducción, estabilidad, frenada enérgica… No se ofrece tracción total, pero sí el útil Grip Control como opción.
LA CLAVE
El nuevo diésel 1.5 BlueHDi de 130 CV, agradable y progresivo, le sienta bien al 5008. No hay que esperar prestaciones de impresión, pero como el SUV de siete plazas de Peugeot es muy ligero, en carretera se mueve mejor de lo esperado. Y con un gasto real ajustado: 6,4 l/100 km. Ideal para las familias más ahorradoras.