Con los SUV ganando cuota a nivel de ventas casi a diario, Volkswagen ofrece una de las gamas todocamino más generosas y atractivas del momento. Y en ella encontramos el T-Roc, una especie de Golf musculado que, por tamaño, se sitúa entre el T-Cross, de comercialización inminente, y el Tiguan; y con el nuevo Touareg como buque insignia en lo más alto.
Como decimos, comparte mucha de su tecnología con el Golf, pero situándonos casi ocho centímetros por encima, aspecto que mejora la visibilidad y permite un acceso más confortable. El interior también nos recuerda al del compacto, aunque en el caso que nos ocupa la sensación de calidad es menor. La razón es que se abusa de plásticos duros casi exclusivamente; bien rematados, sí, pero a la vista y al tacto ceden algún punto.
Con las mecánicas de gasóleo cada vez más 'acorraladas', sería una lástima no poder disfrutar de esta variante 2.0 TDI de 150 CV, la más potente de la gama turbodiésel. Eficiente y muy resolutiva en cuanto a rendimiento, se asocia en nuestro caso a un cambio DSG7 y a la tracción total 4Motion.
Con el acabado Sport
Una combinación explosiva para un rodador empedernido, de 'feeling' algo más deportivo gracias al acabado Sport con el que se viste y remata. Incluso presenta detalles como la función Launch Control, que permite acelerar desde parado sin dejarnos nada por el camino. En nuestro caso, la unidad fallaba en el salto entre las marchas primera y segunda con el programa Sport activado, y por eso la aceleración se ha quedado un tanto desvirtuada. No las recuperaciones, realmente brillantes. De hecho, no tendremos problemas para realizar adelantamientos solventes -necesita 6,0 segundos para pasar de 70 a 110 km/h y sólo 150 metros de pista libre-, y hasta disfrutaremos de personalidades diferentes gracias a los programas Eco, Normal, Sport e Individual -para calibrar al gusto-, a los que se añaden los modos Snow y Off Road, propios de la variante 4×4.
El cambio DSG transforma cualquier atisbo de recuperación en aceleración al hundir el pie en el acelerador, y la tracción total otorga un plus extra cuando la adherencia es limitada. La suspensión deportiva es un opcional que suma puntos dinámicos si nos gusta este tipo de conducción, sin penalizar al confort de marcha, muy agradable. Los más 'selectos' también disponen de una amortiguación adaptativa. Acabamos el recorrido y el gasto medio es de 5,7 litros.
Esta versión también hace sus 'pinitos' fuera del asfalto por su electrónica -contempla un control de descensos de serie-, aunque la altura libre al suelo es de sólo 16,1 centímetros. Deberán ser retos sencillos, pero nos sacarán de más de un apuro si es necesario.
LA CLAVE
Agradable en ciudad y rodador infatigable fuera de ella, con buenas maneras dinámicas, un consumo atractivo y hasta un cierto perfil 'off road' si es necesario, esta variante del T-Roc nos cubre varios escenarios sin esforzarse. El acabado Sport incrementa su talante deportivo y, además, está muy bien equipado.