Empujados por la irracional demonización del diésel y el temor a hipotéticas restricciones, muchos usuarios huyen de las mecánicas de gasóleo y se pasan a la facción 'contraria', pese a que eso no sea siempre lo inteligente. Es lo que puede ocurrir si compramos un SUV de gasolina, pues disfruta de la misma etiqueta 'C' de la DGT que las versiones diésel y, sin embargo, su consumo de carburante es más alto. Por eso cuesta recomendarlos si el cliente entiende la economía como prioritaria.
Pero hay excepciones a esa 'norma', y nuestro protagonista es un buen ejemplo de ello. Porque ahorramos 2.000 euros en relación al C5 Aircross BlueHDi 180 EAT8 a igualdad de equipamiento -los dos disfrutan ahora de un descuento de 3.700 euros-, de manera que el PureTech 180 EAT8 se queda, con el completo acabado Shine, en 30.700 euros. Factura muy razonable porque de serie trae pantalla con navegador, instrumentación digital, carga inalámbrica del móvil, reconocimiento de voz, tapicería de tejido y cuero -nuestra unidad montaba la de cuero Hype Brown opcional-, climatizador bizona, control de descenso de pendientes, portón trasero eléctrico, gran cantidad de asistentes de conducción y seguridad… Y, por supuesto, una segunda fila que inyecta versatilidad propia de un familiar monovolumen, pues está formada por tres butacas independientes que podemos plegar o desplazar longitudinalmente para modular el espacio interior. Así, el ya excelente maletero de 580 litros puede pasar a ser de 720 -récord en su clase- si avanzamos por completo las tres banquetas; aunque en ese caso apenas quedará hueco para las piernas, pues ya con la segunda fila atrás del todo el espacio se nos antoja justo: 66,5 centímetros entre respaldos con un conductor de 1,75 al volante.
Pero el interés de esta versión no tiene que ver solo con el ahorro inicial, sino también con un consumo moderado, pues hemos registrado un promedio real de 8,4 l/100 km -ciudad, carreteras de todo tipo y autovía-, cuando a la versión diésel de similar potencia le medimos 8,0 -en proporción, un resultado menos brillante-. En dinero no hay tanta distancia, con el añadido de que nos gusta más cómo va el PureTech 180: resulta suave y es mas silencioso tanto al ralentí como a cualquier velocidad, posee un tacto más deportivo y suena bien cuando le exigimos, y sus prestaciones son mejores, pues en el paso de 0 a 100 km/h el motor de gasolina le mete 9 décimas al diésel, y también al adelantar disfrutamos de mayor brío.
De hecho, la ligereza del PureTech -un 1.6 con turbo- se aprecia también en el comportamiento, pues aunque el C5 Aircross prima el confort -monta los 'blandos' amortiguadores progresivos hidráulicos-, el tacto general mejora.
LA CLAVE
Si el C5 Aircross con mecánica diésel BlueHDi 180 me gustó, la versión con motor de gasolina de similar potencia me ha convencido aún más, pues el PureTech es más suave y tiene un lado brioso; y las prestaciones son mejores. Además, consume muy poco más -un extra real de 0,4 l/100 km- y el precio es 2.000 euros menor.