Me gustaría que hubiese ya un HR-V híbrido o que no se hubiera retirado de la gama el excelente motor diésel de 120 CV, pero ninguno de esos deseos se ve cumplido en el actualizado HR-V, disponible sólo con tracción delantera y que centra ahora su oferta mecánica en el 1.5 VTEC de gasolina, un cuatro cilindros que en su versión atmosférica rinde 130 CV. Sin embargo, para los conductores más exigentes -quizás alguno que necesite un SUV por motivos prácticos pero no quiere renunciar a una conducción ágil y divertida- llega ahora ese mismo 1.5 pero dotado de turbo y con 182 CV, un motor que conocíamos bien desde su estreno en el nuevo Civic, al que inyecta altas prestaciones y un consumo realmente moderado; al margen de un funcionamiento brioso que recuerda a los 'cañeros' propulsores de hace algunas décadas.
Y esa 'caña' la seguimos encontrando en el HR-V Sport, que permite elegir entre la caja automática CVT -una de las mejores de variador continuo, aunque siga sin enamorarnos esa solución- y el cambio manual de la unidad aquí probada, cuya factura baja ahora a 29.450 euros reales.
Si el motor ya convence por genio y empuje, la caja manual es el complemento ideal, pues parece sacada de un Civic de carreras: precisa, rápida, cortos recorridos… Aunque los desarrollos parecen más pensado para un coche de rallyes, como demuestra una sexta de 38,7 km/h por cada 1.000 rpm. La ventaja de eso, que incluso en la marcha final hay un empuje extraordinario si queremos recuperar velocidad -6 segundos exactos tarda en pasar de 80 a 120 km/h en cuarta-; y la desventaja, que la rumorosidad crece y perdemos confort en viajes por autovía. De hecho, durante la semana del test nos pasó varias veces que buscábamos… la séptima velocidad.
Sería lógico pensar que con unos desarrollos tan cortos el consumo real se disparará, pero Honda sabe hacer motores económicos y, además, podemos rodar siempre en marchas más largas, ciudad incluida. De ahí que el gasto medio real sea de sólo 7,0 l/100 km, aunque si avivamos el ritmo el promedio rebasará fácilmente los 10.
Y además de rápido, el HR-V es ágil, a lo que ayuda un peso bastante contenido o unos neumáticos de medida generosa: 225/50 R18. Honda emplea en esta versión amortiguadores Sachs bastante firmes -con asfalto roto restan confort- y la dirección recibe una puesta a punto específica -2,4 vueltas de volante-, de modo que podremos disfrutar de lo lindo en vías de curvas… Las frenadas no son de récord, pero el conjunto se muestra estable y fácil de controlar, y nadie podrá acusarnos jamás de haber adquirido un SUV aburrido, torpe o lento.
Además, el HR-V presume de funcionalidad y amplitud -brillantes la cota al techo o el hueco para piernas detrás-, de un maletero capaz -algo menos en el Sport- y de un acabado general que nos atreveríamos a llamar 'premium'.
LA CLAVE
Reconoceré que al averiguar las características del HR-V Sport, con 182 CV y chasis deportivo, me pregunté: «¿Y a quién se dirige esta versión si lo que busca ahora el público es una etiqueta ECO?». Pero a pesar de su enfoque minoritario, tras probarlo le veo más justificación, pues propone disfrute y no gasta tanto.