A finales de la década de los 30, Bentley recibió el encargo de un piloto para fabricarle un deportivo que se basara en el chasis del modelo 4¼ Litre. Aunque fue un encargo privado, despertó tanto interés que en la fábrica quedaron convencidos de que debían producir una versión más deportiva del sedán que estaba a punto de ver la luz, el MkV. Así pues, se creo el Corniche, con una versión mejorada del motor del MkV junto con muchas más innovaciones para hacerlo más deportivo. Su fabricación llegó a su fin en mayo de 1939. El estallido de la II Guerra Mundial supuso el fin del Corniche original, ya que quedó destruido en Francia ese mismo año, en 1939.
Ahora, tras una larga ausencia, Bentley ha rescatado este modelo lleno de historia y que marcó un antes y un después en el camino de la marca. El nuevo diseño íntegro del Corniche, del que se fabricó una sola unidad, corre a cargo de los chicos de la división de Mulliner.
El proyecto comenzó en el año 2001, cuando Ken Lea, historiador del automovilismo y antiguo director de Bentley, decidió emplear las piezas originales que se guardaban para recrear el Corniche. En 2008 el proyecto se quedó sin fondos y fue Bentley Motors quien aportó los fondos necesarios para que se continuase trabajando en este vehículo. En febrero de 2018 fue trasladado a la sede de la marca y allí pasó a estar bajo la atenta supervisión del presidente y director ejecutivo Adrian Hallmark, quien pidió que se finalizara en 2019, justo a tiempo para poder celebrar el centenario de Bentley.
Mulliner al cargo
Como no podía ser de otra manera este proyecto recayó en las manos de la división de Mulliner, donde, desde la década de los 70 se vienen creando coches únicos para los coleccionistas más exigentes o incluso para la realeza, como las dos limusinas que se fabricaron para la Casa Real Británica en 2002. Sin embargo, el proyecto del Corniche es la primera toma de contacto que tienen los chicos de Mulliner con un coche histórico.
Así pues, los trabajadores de Mulliner encargados de la parte de personalización y carrocerías se han tenido que valer únicamente de los dibujos técnicos originales aportados por los familiares del diseñador original del Corniche. Se han combinado piezas originales del Corniche y del MkV junto con una carrocería completamente renovada que imita la original hasta en el más ínfimo detalle. El equipo de carrocería bruta del Mulsanne, el cual da forma a los paneles de manera artesanal, ha ayudado a perfeccionar los últimos detalles de los paneles de este Corniche.
Por su parte, en el laboratorio de pinturas se han pasado horas y horas produciendo muestras, valiéndose de las pocas descripciones de las que disponían, para el color principal de la carrocería, finalmente bautizado como Imperial Maroon así como la pintura para el detalle lateral que se ha pintado en un exclusivo y creado para al ocasión, Heather Grey.
El director de diseños interiores, Darren Day, y su equipo han elaborado los diseños, tanto de los asientos como de los guarnecidos de las puertas por ordenador, tras haber realizado una intensa investigación sobre la historia de este coche. Mulliner se ha servido de diferentes diseños para recrear un interior de aquella época con el legendario estilo Vanvooren, cuero, tejidos West of England y una moqueta proveniente de un rollo que apareció guardado en sus instalaciones.
La atención al detalle a la hora de restaurar este modelo único ha sido la mayor. En el taller de Mulliner, Gary Bedson, experto carpintero de Mulliner, ideó una cabina de vapor para poder doblar trozos de madera que adornasen los marcos de las ventanas interiores, un proceso que podía llevar horas para conseguir unos pocos grados más de curvatura. También merece especial mención el trabajo que han tenido que realizar para recrear la rejilla frontal por ordenador. Se han analizado el caudal de aire y se han diseñado una por una cada una de las varillas a las que los trabajadores del metal daban forma a mano durante un periodo que podía alargarse hasta los 3 meses.
Y es que no hay detalle que Mulliner no haya cuidado en este faraónico proyecto ya que ha partido de cero en la elaboración tanto de las pinturas y mezclas hasta el exclusivo guarnecido interior pasando por accesorios exquisitos como la bandeja para herramientas o los estribos de Mulliner en el umbral de las puertas.
Del salón al club
Bentley rinde homenaje de esta manera a un vehículo que cambió la concepción del automóvil y que impulsó el futuro de la marca hacia unos nuevos horizontes cuando se creó en 1939. Este Corniche servirá para conmemorar el centenario de Bentley y será presentado por primera vez en el Salón Privé en el Palacio de Blenheim en septiembre. Una vez se presente, se unirá al club de honor de los clásicos de Bentley, donde se codeará con el W.O Bentley's 8 Litre y el Birkin Team Blower en eventos por todo el mundo.
El Corniche, con historia y pedigree, renace así de entre sus cenizas para demostrar que con dedicación y tiempo, todo es posible cuando hablamos de Bentley.