Reconoceremos que el excelente rendimiento del e-208, que pudimos constatar en el circuito de pruebas de Mortefontaine, no fue realmente una sorpresa, pues hace unos meses habíamos tenido ocasión de conducir, también en Francia, un 'pariente' próximo: el DS 3 Crossback E-Tense, versión cien por cien eléctrica del refinado SUV urbano de DS. Misma plataforma -la moderna y ligera CMP que aplicará el grupo PSA a sus vehículos pequeños, como el nuevo Opel Corsa-, misma mecánica -un motor eléctrico de 100 kW, equivalentes a 136 CV-, misma batería -de iones de litio con 50 kWh de capacidad-, misma transmisión automática con dos modos de uso… Lo que ocurre es que un e-208 es algo más pequeño que un DS 3 Crossback E-Tense -el Peugeot es un utilitario y el DS, un todocamino-, y eso se traduce en 70 kilos menos de peso y en una altura 104 milímetros más baja, lo que siempre ayuda en materia de prestaciones, aerodinámica, eficiencia o comportamiento. Para verificar algunas de esas ventajas, ni siquiera es necesario conducirlos, pues el e-208 anuncia una aceleración mejor -de 0 a 100 km/h en 8,1 segundos, contra los 8,7 del DS- y mayor autonomía entre recargas -340 kilómetros WLTP, frente a los 320 de su 'primo' premium-; pero este primer contacto con el e-208, en el que dispusimos de dos unidades -un GT Line y un GT- nos ha permitido confirmar las expectativas.
Tras unos segundos de tanteo, en el que nos hacemos a los principales mandos -la doble fila de botones en la consola central no nos parece una solución especialmente intuitiva- y vamos pasando de unos programas de conducción a otros -podemos elegir entre Eco, Normal y Sport- para observar los cambios de 'personalidad', saltamos a pista y empezamos a acelerar sin contemplaciones. No hay ruido de GTI, porque el e-208 es realmente suave y silencioso, pero si pisamos el pedal derecho a fondo su brío nos pega contra el respaldo como si hubiese un motor de gasolina de 170 o 180 caballos bajo el capó. Como en el E-Tense de DS, aquí la velocidad punta se ha limitado electrónicamente a 150 km/h, pero llegar a esa cota es bastante fácil y de curva a curva nos ponemos a 120 km/h casi sin esfuerzo.
Lo bueno, además, es que el comportamiento va en consonancia, de manera que no hablamos de un coche 'rápido', sino de un coche 'ágil'. Porque los 1.455 kilos de peso en vacío -sumémosle otros 150 de los dos ocupantes- no impiden que el e-208 entre con obediencia en las curvas. Al límite se aprecia que no es un 'peso pluma', pero la estabilidad es muy buena -la pesada batería va debajo del suelo, entre los ejes- y podemos dar gas a fondo en pleno apoyo porque las ayudas de conducción hacen 'horas extras' -el testigo del ESP parpadea a la salida de los virajes más cerrados- para no perder rueda. Además, la dirección es precisa y la frenada, muy enérgica.
En modo Sport
Las sensaciones resultan aún más dinámicas, tanto si circulamos con el cambio automático en 'D' -la retención al dejar de acelerar es parecida a la de un coche de gasolina- como si usamos 'B', programa en el que la recuperación de energía se acentúa al decelerar. Será ése el modo idóneo para la ciudad, pues acabaremos frenando poco con el sistema de frenos en cuanto cojamos práctica, pues basta con dejar de acelerar para perder velocidad.
Nos gustó también que la capacidad del maletero sea la misma que en los nuevos 208 de motor térmico -265 litros- o que las cotas del habitáculo sean idénticas -que no excelentes, sobre todo en una segunda fila justita-, aunque hay menos hueco para colocar los pies bajo las banquetas delanteras por la batería.