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Lexus, 30 años de lujo y calidad de servicio

Hace 30 años se cumplía el sueño de Eiji Toyoda, el presidente de Toyota. El ejecutivo japonés había planteado en 1983 un reto: fabricar el mejor coche del mundo. Y en 1989, después de más de 1.000 millones de dólares invertidos en su desarrollo; 450 prototipos construidos, después de más de 4,3 millones de kilómetros de pruebas recorridos y de una cantidad incalculable de horas de trabajo de miles de ingenieros, veía la luz el LS 400, el primer Lexus de la historia.

Hoy, aquella aventura imposible -se dice que esta fue la palabra más repetida de todo aquel proceso- se ha convertido en una marca reconocida mundialmente. Una marca líder indiscutible en aspectos como la satisfacción del cliente o en su apuesta decidida por la búsqueda de una movilidad sostenible –fue el primer fabricante que ya en 2011 anunció el abandono definitivo de los motores diésel y su apuesta inequívoca por la tecnología híbrida como el sistema de propulsión ideal para combinar rendimiento con eficiencia y respeto por el medio ambiente-.

Aquel primer LS 400 dio las claves de lo que quería hacer Toyota. Una berlina a la que no le faltaba de nada en ningún aspecto, en la que se había puesto todo lo que existía en la industria automovilística de la época con el objetivo de demostrar al mundo que se podía ser premium sin ser alemán. Esa apuesta rápidamente se entendió en Estados Unidos, donde los consumidores se entregaron a un fabricante que les permitía distinguirse. Pero posiblemente el salto adelante llegó cuando Lexus fue lanzada en el mercado europeo; el más exigente del mundo y el feudo de las marcas de lujo germanas.

A España llegó en 1994

Eso fue a principios de los 90; a España llegó en 1994 con una gama formada por dos modelos; dos berlinas de porte señorial. Por un lado el mencionado LS 400 de 4,99 metros de longitud, con motor V8 de 253 CV, tracción trasera y cambio automático. Por otro, el GS 300, de corte más estilizado gracias a la mano de Italdesign, el estudio encargado de su diseño, pero igual de imponente en sus datos, con sus 4,95 metros, su motor de seis cilindros en línea o sus 212 CV. Y rápidamente, con un equipamiento cerrado que lo incluía todo -frente a la larga lista de opciones de sus rivales- comenzó a apretarles las tuercas a estos.

En estos 30 años, además de la calidad de fabricación, Lexus ha trabajado otros conceptos como una atención al cliente exclusiva con los que se ha convertido en una marca única. Y ha sido protagonista de hitos como la creación del primer SUV híbrido premium, el RX 400h; la hibridación absoluta de su gama -en España, de los modelos vendidos en los diez últimos años, el 95 por ciento son híbridos- o la creación de un mito de la deportividad, el LFA, un superdeportivo del que solo se fabricaron 500 unidades a un precio de 200.000 dólares, convertida ya en pieza de coleccionista.

Y con ese espíritu de innovación, sin perder los valores clásicos de la tradición, la marca japonesa afronta el futuro.

216 nombres hasta llegar a Lexus

No se trataba solo de crear un coche; sino de inventarse una marca. Y para ello había que buscarle un nombre. La consultora encargada del proyecto presentó nada menos que 216 nombres para el nuevo fabricante. Entre ellos, denominaciones como Vectre, Venom, Chaparel o Calibre. Finalmente se abrió paso entre todos ellos Alexis, un poco más tarde derivó en Lexis y finalmente la 'i' se cambió por la 'u', y se convirtió en Lexus. Una denominación que es un acrónimo de Luxury, EXport y United States, mercado donde se lanzó la marca en 1989.