Podrías contar con los dedos de una mano los coches que son más fotogénicos sucios que limpios. Y este Jeep puede que sea el mejor ejemplo. Tanto, que a nivel personal prohibiría a sus dueños llevarlos inmaculados.
La pulcritud no casa con el espíritu aventurero de la versión más extrema de este legendario todoterreno 'made in USA', que nació allá por 1941 como vehículo militar y que no recibió el nombre de Wrangler hasta 1986. 33 años antes de esa fecha un Jeep se aventuró en la 'madre de todas las rutas off road', pues así se conoce la Rubicon Trail, que cubre unos 35 abruptos kilómetros por los estados de California y Nevada. Y también da nombre a esta versión del Wrangler, que recorrería ese itinerario con más facilidad de la que tendrías para entrar en su habitáculo. Y es que para mejorar su capacidad 'off road' se eliminan los estribos y se eleva su distancia libre al suelo hasta los 252 milímetros -10 más que en otros Wrangler-. Si no tienes las largas piernas del jugador de los Portland Pau Gasol o de la modelo Adriana Lima, igual hacerte con un taburete no estaría de más, porque el marco inferior de la puerta se encuentra a 64 centímetros del asfalto. Por cierto, estas puertas y la luna se pueden quitar con una llave de estrella Torx; aunque circular sin estos elementos puede que no haga mucha gracia a la benemérita, más que nada porque los retrovisores son solidarios a las puertas. También su techo de lona se puede retirar de forma sencilla, pues el de fibra de tres piezas -Freedom Top- cuesta 1.765 euros, y este eléctrico de lona sale por un buen pico: 5.294 euros.
Desde dentro visualizas el 'campo de batalla' a la perfección. Nunca me he subido a un carro de combate, pero nada tendrá que envidiarle este Wrangler, que además ofrece pantalla táctil de 8,4 pulgadas, asientos de cuero, climatizador de dos zonas… Sí echarás en falta un reposapiés izquierdo para viajar más cómodo. Pero ya está.
Nuestros acompañantes gozarán de mucho espacio, sobre todo en esta versión Unlimited -así llaman a los Wrangler de cuatro puertas-, que requiere pagar un extra de 3.900 euros en relación al de dos puertas.
Nos decantamos por la gasolina
En vez de apostar por el motor 2.2 CRD, nos hemos decantado por el nuevo 2.0 Turbo de gasolina. Sí, gasolina. A lo loco. O no tanto.
Es cierto que cuesta lo mismo que el diésel, pero al final no es una ruina. Tampoco un 'mechero' para moverlo todos los días, pero el diésel no firmará un gasto mucho más bajo que los 11,2 l/100 km medidos al 2.0 Turbo. Recuerda que tiene la misma aerodinámica que un ladrillo y que supera las dos toneladas de peso. ¿Qué más quieres?
Pero es cierto que el diésel no tiene el empuje de este gasolina, que corre demasiado. Y no es en sentido metafórico, sino literal. 7,7 segundos para acelerar de 0 a 100 km/h es lo que demanda un Ford Focus ST con motor diésel, pero también este tanque que no deja de empujar hasta los 19 segundos de haber arrancado. En ese tiempo alcanza los 160 km/h de velocímetro, porque reales son 155, y por suerte entra en acción su limitador de velocidad. Entonces, en octava, su motor gira a solo 2.390 rpm. ¿Imaginas que no tuviera limitador?
El resto de conductores alucina cuando les adelantas en carreteras de doble sentido como si tú viajaras en un Golf GTI, pero rodar por carretera es cuanto menos una tortura, porque su dirección requiere de continuas correcciones para ir recto, y el ruido de sus gomas incomoda en exceso. Menos mal que Alpine firma su sistema de sonido y las suspensiones no son incómodas.
Al igual que el 99 por ciento del público compra un SUV para no pisar el campo, el cliente de este Wrangler Rubicon lo hará para no pisar el asfalto. Y para comenzar te diré que sus gomas BF Goodrich MUD Terrain son un 80 por ciento campo y un 20 por ciento asfalto. Ya está dicho todo. Y aún así, atención a cómo frena.
Cuando se acaba 'lo negro' a esta criatura se le tatúa una verdadera sonrisa. La capacidad de tracción y la de merendarse piedras, baches, charcos y todo lo que imagines no es propio de un vehículo de este planeta. Tanto es así, que llegué a pensar que había más imperfecciones en el asfalto que en los caminos.
Si lo necesitas para esto último, cómprate un Sport o un Sahara, porque este Rubicon es mucho más extremo. Lo entiendes cuando descubres sus ángulos off-road, sus 760 milímetros de vadeo, que equipa ejes Dana 30 delante y 44 detrás, una reductora con un rango más bajo para subirse por las paredes. Y ya si miras por delante del selector del cambio entiendes por qué este Rubicon es tan especial. Porque ahí se ha colocado todo un arsenal de botones para bloquear el diferencial trasero y el delantero, así como para liberar las barras estabilizadoras y ganar recorrido de suspensión para que nada te pare.
LA CLAVE
La sensación de que nada te va a detener es lo que transmite este Wrangler Rubicon, una versión extrema para un cliente muy concreto. Rudo, aparatoso, incómodo, ruidoso… no es la opción perfecta para viajar por 'lo negro', pero cuando el asfalto se acaba, muestra su esencia. Bendita y alabada esencia.
Y es que a esta criatura nada se le resiste, siempre que haya 'sopa' en su depósito.