No todos los días uno tiene la oportunidad de ver un Pontiac Trans Am de los 80 en tan buen estado de forma. Este, además, es un modelo Turbo que es a su vez una edición especial del 89 bajo el nombre 20º aniversario y que cuenta además con la particularidad de tener en su carrocería distintos elementos que le atesoran como coche de seguridad de las 500 Millas de Indianapolis de ese mismo año 89.
De acuerdo con lo que se sabe, este modelo cuenta con 30.577 kilómetros en sus relojes y, quitando algún que otro desperfecto muy superficial y tonto, se encuentra en perfectas condiciones, sobre todo si tenemos en cuenta su edad. Además, como elemento a destacar, cuenta con el techo en T, que permite quitar dos elementos de cristal de encima de nuestras cabezas y hace de él un coche todavía más atractivo para ciertas regiones cálidas del país americano.
500 Millas de Indianapolis 1989
En su exterior nos encontramos con el color blanco como elemento principal, siendo respaldado por varios detalles en dorado. En sus puertas, encontraremos pegatinas que rezan Pace Car (coche de seguridad) y algún que otro emblema del circuito de Indianapolis o el logo de la edición 20 aniversario. Las llantas, también en color dorado, son clásicas y equipan unos neumáticos deportivos BFGoodrich G-Force, además de los frenos de mayor potencia que equipaban todos los Trans Am Turbo como este.
En su interior, el cuero marrón une los asientos con los paneles de las puertas y la moqueta en el mismo color le dan un aspecto clásico pero sobrio. Las alfombrillas lucen también el emblema de la edición 20 aniversario. El volante, muy ochentero del coche fantástico, es de cuatro radios y multifunción y las ventanillas son eléctricas, así como los espejos retrovisores. Cuenta también con aire acondicionado y una radio AM/FM de casette muy propia de estos años dorados.
En cuanto a sus prestaciones, tampoco será un modelo que invite a correr en exceso, sobre todo si se trata de carreteras reviradas. Su motor V6 turbo de 3,8 litros producía originalmente 254 caballos, de los cuales muchos habrán salido corriendo para no volver en estos 30 años que han transcurrido desde su fabricación. Toda la potencia era enviada a las ruedas traseras a través de una caja de cambios automática de cuatro relaciones.
Habrá que ver cuanto se acaba pagando por este ejemplar que, allá por 1989, costaba de fábrica 31.223 dólares. Por ahora, la puja más elevada por el coche es de $15.000.